Cabal y Farah: 48 días de grandeza de Londres a N.Y.
Se necesitaron 56 años para que un dúo latinoamericano ganara
Wimbledon y US Open. La pareja colombiana consolidó su dominio tenístico.
¿Qué no existen los momentos perfectos? Imagínese ser un colombiano y estar en la cima de un deporte cuya clave del éxito siempre fue indescifrable para los tenistas de este país.
Y también que está sentado al lado de su mejor amigo en la mitad del Arthur Ashe, estadio que en Nueva York lleva el nombre del único tenista afrodescendiente que ha ganado Wimbledon, Australia y el Abierto de EE. UU., un verdadero ícono de este deporte.
Y están ahí, sobre la pista, contemplando la ovación del público porque acaban de ganar el US Open, ya que vienen de vencer en Wimbledon hace menos de dos meses y porque, pase lo que pase, nadie podrá quitarles el honor de terminar el año como los mejores doblistas del planeta.
Luego de vencer 6-4 y 7-5 al argentino Horacio Zeballos y al español Marcel Granollers, Robert Farah y Juan Sebastián Cabal se convirtieron en la sexta pareja que logra doblete en Wimbledon y el US Open en la era abierta (desde que se unificaron todos los torneos para crear un calendario único, en 1970).
No se trata solo de orgullo patrio, aunque lo que han hecho Cabal y Farah este año merece todas las muestras de orgullo y gratitud del país. Es que, realmente, la actuación de los colombianos en 2019 se enmarca como un desempeño histórico dentro del circuito mundial en dobles.
La exclusiva lista la conforman varios nombres ilustres como Mike Bryan –el doblista más ganador de la historia junto a su hermano Bob– y Jack Sock (2018), Jonas Bjorkman y Todd Woodbridge (2003), Todd Woodbridge y Mark Woodforde (95 y 96), Jonh Fitzgerald y Anders Jarryd (1991) y Peter Fleming-Jonh McEnroe –dupla que monopolizó en los 70 y 80– (79, 81 y 83).
En el año en que su potencial hizo eclosión, Cabal y Farah alcanzaron su quinto título en la temporada (Masters 1.000 de Roma, ATP 500 de Barcelona, ATP 250 en Eastbourne, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos).
En su carrera como dupla ya tienen 16 trofeos: dos de Grand Slam, dos de Masters 1.000, tres ATP 500 y 9 ATP 250. Es la tercera consagración sobre pista dura o cemento. Además cuentan con 11 en arcilla y dos en césped, lo que los convierte en unos deportistas todoterreno.
Con los pies en la tierra
Aunque las estadísticas son tentadoras, los caleños han sido claros en que su principal desvelo es “mantener la tranquilidad y la ruta clara”.
Cabal reiteró que uno de los “trucos” que ayudaron a llevarlos de ser una buena pareja a la mejor del mundo, fue “la capacidad de ser inmensamente felices con cada logro, pero no dejarnos deslumbrar y al día siguiente estar metidos en la planificación del siguiente objetivo: viajes, entrenamientos, calendario, entre tantas cosas”.
Y este, precisamente, es uno de los puntos que más resalta un conocedor como pocos del tenis en el país, el antioqueño Iván Molina, quien durante 33 años fue el único colombiano en ganar un título de Grand Slam: lo hizo en 1973 junto a Martina Navratilova en el torneo de Roland Garros.
“Aunque ambos están por encima de los 30 años mantienen una pasión renovada, lo cual no es fácil porque aunque las personas dirán que el éxito es suficiente combustible, detrás de este aparecen los sacrificios personales, el agotamiento mental, las lesiones que te dejan vulnerable física y emocionalmente. Entonces que ellos mantengan viva esa chispa es fantástico”, elogia Molina, actualmente técnico de Nicolás Mejía, una promesa del país.
Gratitud
Por los parlantes del Arthur Ashe resonó el nombre de Roberto Cocheteux, el expresidente de Colsanitas que falleció hace 17 días, y quien gestó el programa de la organización que le dio un impulso inédito al tenis colombiano hace más de dos décadas.
“Esto comenzó como un sueño para nosotros los del equipo Colsanitas y una persona muy especial, Roberto Cocheteux. No pudimos ir a su sepelio por estar aquí, pero dijimos que si lo ganábamos se lo íbamos a dedicar a él y no hay mejor manera de homenajearlo”, declaró Farah.
Los honores que le rindió son también un clamor para que la empresa privada crea y se vincule al deporte del país, pues diferentes voces del deporte, entre los que se cuentan los mismos Cabal y Farah señalan como insuficiente el presupuesto de $553.000 millones asignado para el deporte colombiano en 2020.
Volviendo a la dupla campeona, tras el éxtasis en Nueva York, ahora se enfocarán en dos retos gigantes: el Torneo de Maestros en Londres y las finales de Copa Davis con Colombia, en Madrid.
Así que el pequeño Jacobo, hijo de Cabal, quien se convirtió en cábala en el US Open con sus tiernos festejos luego de cada triunfo de Robert y su papá, tendrá dos escenarios más para demostrar que, cuando se trata de trabajo en equipo, pocos superan a la dupla y su entorno.