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“Fue un día mágico que cambió mi vida”: Helmut

Periodista del área de Deportes

17 de abril de 2016

Hay noches en las que cierra los ojos y vuelve a soñar con uno de los momentos en que hizo historia para el país. Ya han pasado 44 años de esa gesta, pero Helmut Bellingrodt, de 66, la recuerda como si fuera ayer.

Tiene cientos de trofeos, menciones y medallas en su hogar, pero la de plata que conquistó en la prueba blanco móvil 50 metros, conocida como tiro al jabalí, en Múnich-1972, está presente en su mente. Esa fue su fuente de inspiración y del resto de deportistas colombianos para creer, aún más, que pisar un podio olímpico no era un imposible.

Bellingrodt, extirador barranquillero, se convirtió en Alemania en el primer deportista nacional en ganar una medalla olímpica, privilegio que lo llena de orgullo y felicidad.

Después de esa hazaña, otros 16 atletas criollos han ganado preseas en las máximas justas del deporte. Inclusive, Bellingrodt consiguió otro segundo lugar en los Juegos de Los Ángeles-1984.

“Cómo olvidar ese primero de septiembre del 72. Fue un día mágico que cambió mi vida para siempre”. En esa época no había televisión, pero el hombre de ascendencia alemana pudo recopilar las grabaciones que hicieron de ese instante las emisoras. La voz de fervor del recordado Édgar Perea fue de las que se escuchó con júbilo por el territorio nacional dando a conocer la noticia.

“Las guardo en un cd como si fueran un tesoro”, relata Helmut, padre de cuatro hijos y quien en la actualidad es asesor de los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se disputarán en Barranquilla-2018. Recuerda que a los Juegos de Múnich -su tercera salida internacional- llegó sin favoritismos. Aunque sabía que podía hacer una buena presentación por las marcas que estaba haciendo en entrenamientos y torneos locales.

“Los rivales no me conocían, pero se llevaron una gran sorpresa cuando empecé a sumar puntos”. Y mucho más porque su arma no era tan sofisticada a la de los demás.

Confiesa que no correspondía a la modalidad, pues cada una tiene una específica. Su padre -Ernesto Antonio Bellingrodt- la adaptó. La parte de la culata la hizo artesanalmente y el hierro y todo el mecanismo era obsoleto y no el adecuado para disparar. Pero sus condiciones, la mente fuerte y positiva le permitieron salir avante.

“Con perseverancia, fe y confianza las metas se cumplen, eso es simplemente lo que hay que tener. Si uno le pone empeño a lo que hace, con toda seguridad se puede lograr lo propuesto, ya que todos somos iguales y tenemos las mismas chances”, expresa Helmut, quien dejó inmortalizado su nombre en Colombia.

No solo a muchos niños que nacieron en esa época los bautizaron como él, también a diferentes escenarios deportivos del país. “Eso es todo un privilegio”, expresa el barranquillero, quien cree que en los venideros Olímpicos en Río de Janeiro, Colombia puede igualar lo hecho en Londres-2012.

Con la fe en su país

“Estoy seguro de ello, porque los deportistas vienen mostrando gran desarrollo en cada evento previo a Juegos, han logrado buenos resultados y marcas”.

Tiene fe en Caterine Ibargüen -salto triple- y Mariana Pajón -BMX- para alcanzar oros. Lo mismo que con algún pesista, un ciclista y, por qué no, el boxeo. “Esta disciplina es tan impredecible que a veces puede haber un golpe de suerte. Mínimo podemos obtener tres preseas doradas”.

Helmut dice que para que el deporte colombiano continúe con su buen crecimiento, se requiere apoyo económico.

“Simplemente se necesita que el ejecutivo de turno no le recorte presupuesto, ese es el bendito problema de siempre. Necesitamos que todos los proyectos que tengan Coldeportes Nacional y el Comité Olímpico Colombiano sean aprobados. Cada vez que hay crisis económicas, el primer sector al que le cortan dinero es al deporte. Los políticos y dirigentes no han podido entender que con un buen desarrollo deportivo hay paz, educación y salud”.

Así como sus ojos azules, Bellingrodt, primer medallista olímpico del país, espera que en Río más coterráneos sigan brillando y consigan, como él, tocar la gloria