Héroes olímpicos se abren paso en Río entre las amenazas
Usain Bolt, Michael Phelps, Neymar, Serena Williams, la pequeña Simone Biles o Kathie Ledecky, leyendas vivas del olimpismo, formarán desde hoy, a la cabeza de un ejército de 11.401 deportistas de 208 delegaciones -refugiados incluidos-, que se batirán en Río por 528 medallas en el panorama más sombrío que se recuerda en la reciente historia de los Juegos.
Nunca le han faltado amenazas a la magna competición olímpica a lo largo de su historia moderna, ya sea en forma de boicoteos, inseguridad o crisis institucionales, pero Río se lleva la palma porque las reúne todas juntas.
Los primeros Juegos que se celebran en Sudamérica no van a tener una vida fácil, porque a todo ello se suma una profunda crisis deportiva que agrieta la unidad del movimiento olímpico y se ha llevado por delante las esperanzas de muchos deportistas rusos -casi todos sus atletas-, víctimas de un castigo general por la corrupción y el dopaje sistemático “de Estado” denunciados en el informe McLaren.
Nunca en la historia olímpica se habían cernido tantas amenazas simultáneas sobre unos mismos Juegos. A los héroes olímpicos les toca, a partir de hoy, salir al rescate de una competición que para los deportistas de todo el mundo constituye la meta de todos sus desvelos.
Gran parte del presupuesto, que alcanza los 4.5 billones de dólares, se lo come el capítulo de la seguridad. En Londres hubo 42.000 efectivos; en Río serán 85.000 agentes, entre policías, guardias y militares, debido a la amenaza terrorista y a la inseguridad endémica en la ciudad.
La hora de los héroes olímpicos, diseminados por 28 deportes, ha llegado en misión de rescate.
La gran fiesta olímpica está a punto de comenzar. No habrá tregua en el mundo, pero al menos durante 16 días deportistas y aficionados de los cuatro rincones del planeta participarán del espectáculo, del momento agónico en que 10.500 hombres y mujeres intentarán sacar el fruto de cuatro años de sacrificios.