Isabella busca la segunda corona para los Saldarriaga
La hija de Andrés jugará el Ponyfútbol con Urabá Costa Azul. Su padre fue campeón en 1991.
Periodista de la Universidad del Quindío. Cuyabra hasta los huesos y mamá de un milagro llamado Mariana, amante de la salsa y apasionada por el deporte.
Desde que dio sus primeros pasos Isabella se ha movido por estadios, canchas y camerinos de todo el país. Seguro esa cercanía y los genes la llevaron a amar el fútbol y a desear estar bajo los tres palos.
Estar siempre en los entrenamientos al lado de su padre, Andrés David Saldarriaga, la llevó a familiarizarse con un ambiente que ahora, a sus 11 años, disfruta.
Dice que quiere hacerse un nombre, por eso sacrificó las vacaciones de diciembre para prepararse junto al mejor, a su ídolo, a su ejemplo, su progenitor.
Él es el más orgulloso, pues su única hija, la luz de sus ojos, decidió dedicarse al fútbol y tras un año como delantera regresó a la posición de arquera para quedarse.
Por eso Andrés, recordado por su paso por Atlético Nacional, Deportes Quindío, Once Caldas y Envigado, está utilizando todos sus aprendizajes para pulir a su pequeña, que está ansiosa de debutar en el Ponyfútbol con Urabá Costazul, el equipo bananero que disputará desde el 9 de enero el Festival de Festivales.
Isabella se propuso como meta ser campeona, así como lo hizo su padre en 1991 con el Calasanz, por eso dejó todo para dedicarse a entrenar todos los días y perfeccionar su técnica.
El exarquero está feliz. Sabe que la vivencia que tendrá la pequeña la marcará como pasó con él. “Es que el Ponyfútbol es un mundialito que todos los niños soñamos jugar, espero que Isabella disfrute del desfile y de la competencia porque será una experiencia única e irrepetible en su historial deportivo”.
Tiene un buen consejero
El orgulloso padre trata de estar tranquilo, claro que desde la línea sufrirá y le pide a Dios que ayude a su pequeña a hacer las cosas bien.
Sereno y de pocas palabras, como lo fue cuando jugaba, Andrés trata de no dejar aflorar las emociones cuando está frente a Isabella. Quiere imprimirle confianza y seguridad, pero muy adentro sabe que su niña eligió un puesto muy señalado en el campo de juego.
“Esta posición es sacrificada, señalada y juzgada, pero yo creo que Isabella heredó esto por el amor que siento por el arco, porque si yo volviera a nacer sin duda sería portero otra vez”, argumenta el guardameta que quedó campeón con el Deportes Quindío en el 2001 en el torneo de ascenso y en el fútbol de primera con Atlético Nacional en las temporadas 2005 y 2007, y con el Once Caldas en el 2009.
Andrés le ha inculcado a su pequeña que debe mantener la concentración y responsabilidad que implica su posición de arquera, aunque lo más importante es que disfrute lo que hace.
Isabella espera que la técnica, los consejos y el entrenamiento le permitan cumplir su sueño y ser campeona en el Festival de Festivales.
En Cancerberos se pule Isabella
“Isabella entrenó en las divisiones menores de Atlético Nacional y jugó como delantera, ahora que decidió ser arquera inició su proceso en Cancerberos, la escuela de arqueros que conformaron Bréiner Castillo y David Ospina. La idea es que se forme pues su sueño es ser arquera profesional y si es lo que ella quiere la voy a apoyar totalmente en todo lo que necesite”, dice Andrés Saldarriaga, exarquero profesional.