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Los Ramírez, dos joyas que se pulen en la cancha

Juan José y María Clara hacen parte de la renovación antioqueña en el squash nacional. Piensan y sueñan en grande.

Periodista de la Universidad del Quindío. Cuyabra hasta los huesos y mamá de un milagro llamado Mariana, amante de la salsa y apasionada por el deporte.

10 de abril de 2016

Sentados en la gradería y tomados de la mano, Lucrecia Velásquez y Carlos Mario Ramírez viven intensamente cada juego de sus dos amores, sus hijos María Clara y Juan José, que heredaron del padre la pasión por el squash, deporte que ha transformado su vida familiar.

Y es que desde que sus pequeños decidieron dedicarse a esta disciplina, los padres convirtieron sus planes en paseos deportivos. “Siempre los acompañamos a los torneos” dice el progenitor, el responsable de esta nueva experiencia.

Pero los viajes no han sido pocos, pues gracias a la constancia, dedicación y amor que estos adolescentes le han puesto al squash, ya hacen parte de la Selección Antioquia y Colombia en las categorías sub-15 y sub-13.

Rubén Arroyave, entrenador de ambas selecciones, reconoce en estos muchachos esas cualidades deportivas pero además exalta en Juan José la capacidad para estar activo en la cancha y desfogando gran adrenalina, aunque debe mejorar en el tema del manejo de la ansiedad, propio de la edad y que en algunos partidos le ha jugado una mala pasada.

Sobre María Clara destaca el espíritu de competividad y los avances que ha tenido, ya que ha sido campeona suramericana dos años consecutivos en sub-11 y sub-13, con 12 años de edad.

La meta de los deportistas es convertirse en profesionales para llegar tan alto como sus ídolos Miguel Ángel Rodríguez y la egipcia Nour El Sherbini.

Del número uno de Colombia -Rodriguéz-, Juan José destaca la técnica y humildad que maneja tanto con los deportistas menores como con la gente. “Me impacta mucho que a pesar de lo grande que es, de ser el mejor del país y de haber estado entre los cuatro mejores del mundo, siempre es amable, comparte con nosotros y nunca niega un consejo o una ayuda”, dice.

María Clara, por su lado, admira a la joven egipcia Sherbini, a quien no se cansa de ver por Internet. “Quiero ser como ella, una profesional, jugar la PSA y ser la mejor del mundo”, afirma con sus ojos iluminados y una amplia sonrisa.

Los dos juveniles seguirán llenando de orgullo a sus padres, a Antioquia y a Colombia, mientras recorren el camino deportivo para cumplir todos sus sueños.