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Luis Miguel Pineda vive el peor “envión” de su vida

El excampeón nacional de pesas requiere ayuda económica, pues la enfermedad que lo afecta le impide valerse por sí mismo.

24 de mayo de 2015

En el 2008 Luis Miguel Pineda estaba listo para “comerse” el mundo. Al igual que Sansón, era imbatible y dejaba rivales a su paso gracias a su fuerza y su potencia. Sus resultados deportivos lo proyectaban como una de las promesas del levantamiento de pesas en el país.

En esa época recibía atenciones, privilegios y llamadas de todo el mundo para felicitarlo, animarlo y para decirle “campeón, estamos contigo”.

Hoy, siete años más tarde, su teléfono poco suena, a pesar de que permanece pegado al celular anhelando una llamada del Comité Olímpico Colombiano, Coldeportes o Indeportes. Luis Miguel no volvió a escuchar ninguna vos del otro lado del auricular.

“Me dejaron solo”, afirma el pesista que ahora es tratado como un bebé, pues no puede ejecutar por su cuenta ninguna actividad.

Luis Miguel quien levantaba sin problema 130 kilos y hasta más en cada competencia, ahora no puede ni con una hoja de papel.

Una dermatomiositis (afectación muscular que está relacionada con la inflamación y erupción de la piel) se llevó toda su fuerza.

Su vos se corta y tiene que hacer un esfuerzo para terminar la frase. Me tienen que hacer todo, no puedo levantar los brazos y ni siquiera me puedo bañar, admite.

Y es que el otrora campeón nacional, que estuvo en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde ocupó la casilla 15 en los 69 kilogramos, actualmente vive de posada en casa de una prima, que le dio la mano.

Recibió ayuda de Indeportes hasta diciembre de 2013, pero sin ninguna explicación se la quitaron.

“Nunca me dijeron nada, simplemente desde diciembre del 2013 no volvieron a ayudarme con nada y en el COC, aunque conocen mi situación, ni siquiera me han llamado para darme una vos de aliento”, dice en medio del dolor y la tristeza el excampeón.

Aunque nació en Montería, sus padres lo llevaron muy chico a Apartadó, donde se formó deportivamente.

Su primer torneo, los Juegos Nacionales Intercolegiados, luego los Juegos Nacionales, donde llevó con orgullo el verde y blanco paisa y de ahí en adelante arrancó una carrera que lo convirtió en campeón infantil, juvenil y gran promesa.

Pero todo cambió desde el 2008, primero se fisuró la tibia del pie derecho, durante un entrenamiento, la cual le costó recuperarse.

Tras dos años de tratamiento y cuando pensaba en que todo estaba superado para regresar a competencias llegó lo peor, los médicos le diagnosticaron dermatomiositis juvenil, enfermedad que le da a una de cada mil personas en el mundo.

Gracias a una tutela que salió a su favor, recibe algunos medicamentos, pero no cuenta con los $60 mil semanales para las terapias, por lo que este excampeón pide ayuda para seguir adelante.