Voleibol criollo tiene talla, pero le falta competencia
El biotipo del jugador colombiano ha mejorado y se acerca a los niveles de las potencias. Para aprovechar los talentos es necesario foguearse más.
Editor del área Deportes con más de 30 años de experiencia en el cubrimiento de fútbol y todas las disciplinas olímpicas. Comunicador social-periodista egresado de la Universidad de Antioquia. Premios colectivos con EL COLOMBIANO Simón Bolívar (Deportes) y Rey de España (Conflicto urbano).
Antioquia y Valle, a pesar del favoritismo de Bolívar y los progresos de Bogotá, se ganaron el derecho de disputar el título en el Torneo Nacional de voleibol masculino sub-21, anoche en el Polideportivo Sur de Envigado.
Entre los participantes quedó la satisfacción por el buen nivel de los semifinalistas y porque “la talla de los jugadores ha mejorado muchísimo”, como lo manifestó Ómar Zapata, asistente de Antioquia. Entre los voleibolistas hay algunos de más de dos metros. Los más altos son William Bermúdez y Cristian Carabalí (Valle, promedio 1,98 m), Andrés Ruiz (Bolívar, 1,95) y Sebastián Giraldo y Daniel Estrada (Antioquia, 1,94).
Sin embargo, queda pendiente un asunto que la Federación y las ligas departamentales deben revisar: la falta de competencia. El seleccionador nacional de Colombia de mayores, el cubano Eliseo Ramos, dijo que hay muchachos con mucho talento, pero les falta competir. “Aquí, cuando más, los equipos tienen 10 partidos al año y este deporte ha dejado de ser de entrenamiento, exige jugar mucho”. Otro factor para tener en cuenta es la fundamentación, pues Ramos considera que hay falencias con receptores y pasadores.