Televisión

Pepe Sánchez acabó su rol

El guionista, actor y director bogotano, dio un lenguaje propio a la escena televisiva.

Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.

23 de diciembre de 2016

Como su papá en la actuación considera el actor Luis Mesa a Pepe Sánchez, el hombre de escena que murió al final del miércoles. “Él me descubrió como actor”, dijo entre sollozos el envigadeño.

Fue a comienzos de los noventa, en un casting para la telenovela Notas de pasión. Con solo verlo actuar, dijo: “Este es”, y le dio el protagónico.

Luis Guillermo Sánchez Méndez, conocido como Pepe Sánchez, nació en Bogotá el 26 de octubre de 1934. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional y se vinculó a la emisora cultural HJCK, como locutor. Pasó a la televisión y, al decir de Luis Mesa, le dio un vuelco a la escena, hasta ese momento basada en realizaciones radiales, dándole un lenguaje centrado en la imagen.

Pepe Sánchez fue alumno del japonés Seki Sano a mediados de los cincuenta. Poco después fue a Praga a estudiar cine.

El actor Jairo Camargo dice que Pepe era estricto, pero “pasábamos bueno en las producciones”. Recuerda con cariño su participación en Don Chinche y en El cuento del domingo.

“No imponía un modo de representar un personaje, sino que le daba al actor la libertad de crear”, dice Camargo.

Fue el primer director que sacó cámaras a la calle, en la grabación de Don Chinche. “Retrató al pueblo colombiano con dignidad”, dice Mesa.

Y fuera de cámaras, Pepe Sánchez era querido entre sus amigos por su gran sentido del humor —tal vez por eso tuvo éxito en la escritura de comedias—, que expresaba en chascarrillos y apuntes divertidos.

Era aficionado a las corridas de toros, tocaba timbales y era buen conversador. Estuvo casado tres veces, porque, como él confesaba, era enamoradizo, y tuvo siete hijos, porque en la vida como en las artes escénicas, fue prolífico.