Cómo es vivir en una van en medio de una pandemia
Hablamos con seis profesionales que dejaron todo para dedicarse a viajar. Estos han sido sus retos.
CORTESÍA
Comunicadora Social - Periodista de la UdeA. Amo leer historias y me formé para contarlas.
Si vivir en medio de una pandemia ya es difícil, imagínese lo retador que puede llegar a ser vivirla sobre ruedas, con la incertidumbre de las carreteras que podrían cerrar mañana o de las fronteras terrestres que impedirán el paso a turistas por el temor a nuevos contagios.
Ese estilo de vida de viajar en una van, una combi o un automóvil, tiene múltiples ventajas que compensan todo lo demás, según aseguran esos viajeros, pero se ha modificado radicalmente con el virus de la covid-19 que azota al mundo.
“Lo más gratificante es poder elegir nuestro patio trasero todos los días. Nuestro hogar tiene ruedas, lo podemos estacionar al frente de un río, del mar, de un lago o de una montaña. Tenemos un jardín enorme que cambia todos los días”, describe Isabel Villegas, una viajera que dejó su vida tradicional como administradora de empresas, en 2019, para dedicarse a viajar por Latinoamérica en una van que tiene su propio dormitorio, baño y cocina.
Como ella, miles de personas alquilan o compran uno de esos vehículos adaptados para obtener un punto medio entre la comodidad y la economía. De hecho, la Asociación Española de la Industria y Comercio del Caravaning informó que, solo en ese país, se registraron 8.690 autocaravanas y campers durante 2020.
Isabel, o Isa por ahí, como es conocida en el mundo de las redes sociales, empezó viajando con una mochila al hombro de bus en bus y de carro en carro, o “a dedo”, como se le conoce en el mundo de los “mochileros”. De ese modo recorrió Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile; pero al lado de otros viajeros chilenos descubrió que el método un más efectivo para ir por el continente era en “auto caravanas o carros casa”, pues “es la mejor opción para recorrer largas distancias con pocos hospedajes”, contó Isa.
Lo mismo concluyeron Carolina Fenoy y Santiago Bertaina, de 28 y 32 años de edad respectivamente, una pareja de argentinos que decidió vender todo y comprar un camper para viajar por el mundo a partir de 2020. Todo esto tras una crisis de domingo en que sintieron que estaban desperdiciando sus vidas trabajando día a día en una multinacional.
La aventura no para
Los viajeros consultados por EL COLOMBIANO para este informe coincidieron en que en marzo, cuando inició la pandemia con fuerza en Latinoamérica, dudaron sobre poder continuar con ese estilo de vida y pensaron en regresar a casa en algún punto. Pero, aunque se ha modificado, la aventura no ha parado.
Para Mónica Valdivieso y Jaime Grajales, dos colombianos que arrancaron su viaje en una combi volkswagen modelo 95, viajar en pandemia ha significado una constante incertidumbre. “No se puede planear de acá a una semana porque no sabes qué va a pasar y cómo se van a modificar las medidas, pero te vas acostumbrando a esa necesidad de adaptarse a las circunstancias”, cuenta Mónica.
Mientras que para Isabel y su pareja, Ricardo Mejia, también significó quedarse varados nueve meses en la ciudad El Calafate, ubicada en la provincia Santa Cruz, de Argentina. Ahí tuvieron que estacionar la combi y quedarse en un camping donde compartieron “con otros 20 turistas extranjeros, de todas partes del mundo, que también estaban varados en sus carros casas”, narra Isabel.
Durante esa época, sus modos de sustento pasaron a la virtualidad. “Esos meses de restricciones muy estrictas nos sostuvimos vendiendo postales y calendarios por Internet y Ricky trabajando como arquitecto en teletrabajo. Esos fueron nuestros principales ingresos y fue un reto”, detallan Isabel y Ricardo.
Durante esos mismos meses Carolina y Santiago se estancaron en San Carlos de Bariloche, otra ciudad argentina ubicada en la región de la Patagonia. “Nuestro plan era bajar hasta Ushuaia (Argentina) y luego subir por Chile, pero las fronteras fueron cerradas y los planes cambiaron”. Entonces, lo que empezó con la idea de conocer varios países de la región se convirtió en recorrer Argentina, “pero igual ha sido hermoso, estamos fascinados”, resume Santiago.
Estar más atentos a las noticias de cada país y a las restricciones tanto de las áreas en las que se están moviendo como a las de donde se dirigen, ha sido el mayor reto de vivir en una “casa rodante” en medio de una pandemia.
Y otro punto, por supuesto, ha sido el de sostenerse económicamente. Mónica y Jaime viven de vender sus fotografías, de hacer vídeos para negocios e instituciones y de las artesanías que han aprendido a hacer en el camino; Isabel y Ricardo alternan entre los trabajo que Ricky sabe hacer como arquitecto, las cosas que Isabel consigue como freelance y lo que monetizan a través de redes sociales.
Carolina y Santiago, por su parte, obtienen su mayor fuente de ingresos de YouTube. Suben dos videos por semana donde cuentan las aventuras que van viviendo y recomiendan cómo planificar sus viajes y qué tener en cuenta. (Ver: Para Saber más)
Pese a todo lo que cambió, todos ellos recomendarían “a ojos cerrados” ese estilo de vida que puede ser temporal o definitivo. “Nos hace mucha falta estar con nuestras familias y hay ciertas cosas que se extrañan, como una ducha caliente que para nosotros es un lujo. Pero aprendes a vivir con un closet pequeño, con lo necesario, y eso es maravilloso. Esta, sin duda, ha sido la mejor decisión de mi vida”, confesó Isabel Villegas.
Por ahora, cada pareja está disfrutando del país en donde se encuentra, pues las restricciones por covid-19 mantienen cerradas las fronteras terrestres. “Nos estamos disfrutando mucho nuestra Argentina, ya habrá espacio para nuevas cosas”, concluyó Carolina