El Pez: ecos de una banda que revolucionó el rock local en los años 90
La historia de una de las agrupaciones de rock más emblemáticas de Medellín a finales de los 90 y comienzos de los 2000.
Una mañana soleada del viernes 1 de abril de 1995, Carlos Mauricio Restrepo (Tato) y Carlos Andrés Mejía (Mego), estudiantes de Publicidad de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), discutían en la cafetería TAC, cercana a las facultades de Trabajo Social, Administración y Comunicaciones, cuál sería el nombre para su nueva banda y del estilo musical que le darían.
“El Pez”, así, a secas, ―dijo Tato, sorbiendo una gaseosa―, y quitemos todo lo demás.
“¡El Pez! ¡El Pez!”, ―exclamó Mego. “Es un buen nombre”,―concluyó.
Ese fue el primer paso para la formación de una de las agrupaciones de rock más emblemáticas de Medellín que, entre mediados de los años 90 y el comienzo de la primera década del 2000, revitalizó la escena musical de la ciudad.
La vanidad de un exgobernador sanandresano inspira un nombre: Simón y su Estúpido Pez
La historia de El Pez se remonta a una lluviosa tarde de jueves del mes de agosto de 1990, en casa de Luz Adriana, una amiga que Tato y Mego tenían en común, quien vivía cerca de Mercados Madrid, en el barrio Calasanz. Tato andaba buscando a alguien que le diseñara el logotipo para un demo de Agresión, banda de death metal en la que hacía guitarra y voz. Luz Adriana, le dijo que conocía a alguien que diseñaba y pintaba muy bien, así que organizó una reunión para presentarlos. Allí, Tato le explicó lo que pretendía con aquel logo. Mego le esbozó algunas ideas. Luego, cesada la lluvia, se fueron caminando hacia sus casas entre los barrios Los Colores y Estadio. Empezaron a hablar de música. Tato le habló de su gusto por el metal; Mego, en cambio, le dijo que él prefería la movida synth-pop y new wave ochentera. Pese a la diferencia de gustos, ambos coincidieron en que podrían surgir propuestas creativas, así concretaron formar una banda.
Después de descartar varios nombres, Tato propuso uno inspirado en una protesta que había presenciado en la isla de San Andrés donde los habitantes criticaban la vanidad de su gobernador, Simón González Restrepo, paisa de nacimiento, retratado en una escultura junto a una barracuda. El lema de la protesta, “Simón y su estúpido pez”, tan peculiar como provocador, llevó a Tato a proponerlo como nombre para la banda, la cual Mego aprobó. Ahora debían seleccionar a los músicos y empezar a componer.
Semanas después, Simón y su Estúpido Pez quedaría integrada por Tato y Mego en voces y guitarras; Pedro Colmeneras, en la batería; Juan Pablo Trujillo, en armónicas y teclados; Camilo Restrepo, al bajo; y Alejandro Arango, en la pandereta. Sin embargo, en 1991 Mego debió ausentarse para prestar servicio militar, dejando el proyecto musical en vilo. Tato, Mientras tanto, formó una banda de covers llamada Controversia. Un año después, al volver, Mego llamó a Tato para reactivar el grupo, el cual funcionó hasta 1994, cuando las tensiones internas y las diferencias creativas llevaron a su disolución.
Pero en 1995, mientras ambos estudiaban Publicidad en la UPB, deciden reanudar el camino musical con un enfoque renovado. Optan por darle un nuevo nombre a la banda, más simple y potente: El Pez. Este renacimiento llevó también a adoptar un sonido más depurado y maduro, inspirado por artistas que iban desde The Rolling Stones hasta The Smiths, pasando por Tom Waits, David Bowie, Cerati, Lou Reed y The Cure.
Señoras y señores, con ustedes: ¡El Pez!
A la nueva formación se sumaron Alejandro “Pat” Restrepo (voz y guitarra líder), Fredy González (batería) y Jorge Ceballos (bajo), este último dueño de Estudios El Pez. Tocando en universidades, bares y otros espacios de ciudad, la banda ganó visibilidad en la escena local, lo que los llevó a participar y ganar el programa de concurso Vértigo, transmitido por Teleantioquia, presentado por Elvis, de Estados Alterados. El premio consistía en el patrocinio para grabar y publicar su primer disco.
En 1997 lanzan su álbum debut titulado El Pez, grabado en el famoso estudio de nombre homónimo. El disco tuvo gran acogida en el underground de Medellín, dejando canciones memorables como la blusera La vaca, o Amelia Earhart 1932; la neopunkera Depilador de cejas, que evoca el tema Jonás, de la agrupación Los Árboles; aparecen también canciones como Día Perfecto, que entró al top diez de las canciones más escuchadas en la ciudad ese año; asimismo, están Infusión, El presidente grita en el balcón ¡Viva Colombia! (como si estuviera loco) o Cadáver exquisito, estas últimas serían regrabadas e incluidas en su siguiente disco. El boom del álbum debut y su creciente reconocimiento en la escena local, los llevó a abrir un concierto para Aterciopelados. Todo lo anterior atrajo la atención de Discos Fuentes, marcando la pauta para lo que vendría después: la grabación de Eléctrico y doméstico, su trabajo más icónico.
Eléctrico y doméstico, un trabajo que rompió los esquemas del rock local
Antes de iniciar el proceso de grabación de Eléctrico y doméstico (1998), surgieron nuevas tensiones en la banda por diferencias sobre su rumbo musical. Tato rechazaba la dirección comercial que estaban tomando, mientras Mego defendía el sonido alternativo y experimental y los buenos resultados que estaban teniendo. Esto fue generando grietas entre sus miembros. Mauricio Mosquera, mánager de la banda, propuso que incluyeran Y yo no bailo, canción que a mediados de los años ochenta había popularizado Menudo, la reconocida banda puertorriqueña de rock juvenil. Esto colmó la paciencia de Tato. “No he llegado hasta acá para versionar a Menudo”, y se marchó del grupo que él mismo había formado, seguido por Jorge Ceballos, que se concentró desde entonces en su estudio de grabación.
Aquello no impidió que el proyecto siguiera adelante, y, por el contrario, catapultó la calidad artística de la banda. Mego asumió el liderazgo, poniendo todo en orden. “Pat” Restrepo tomó el lugar de Tato y Andrés Sanín fue llamado como reemplazo de Jorge. Este reordenamiento permitió la grabación y publicación de su emblemático Eléctrico y doméstico. Canciones como Superdotado y Lapidación, así como las reediciones de Día Perfecto e Infusión, se convirtieron en parte de la banda sonora de los roqueros de Medellín en los años 90. La decisión de versionar Y yo no bailo, apoyado por un creativo videoclip, fue todo un acierto, pues se convirtió en su mayor éxito comercial.
Igualmente, la participación de músicos reconocidos como Elvis (Estados Alterados) y Guido Isaza (Juanita Dientes Verdes) elevó aún más el nivel del disco. Su difusión en emisoras como Radiacktiva y presentaciones en festivales como Rock al Parque, en Bogotá, junto a figuras como A.N.I.M.A.L., Robi Draco Rosa, Resorte, Bajo Tierra y Tenebrarum consolidaron a El Pez como un fenómeno cultural.
En un escenario dominado por bandas como Kraken, Ekhymosis, I. R. A. o La Pestilencia, Eléctrico y doméstico irrumpió con una propuesta fresca. Su sonido renovador atrajo a nuevo público, cautivado por letras poéticas y filosóficas inspiradas en el espíritu irreverente y contracultural del nadaísmo colombiano de los años 60 y 70.
Separación, y el inconcluso destino del ambicioso Discotr3s
Eléctrico y doméstico representó la cúspide creativa de El Pez, pero también el comienzo de su declive. En los años siguientes, la banda siguió activa y trabajó en su tercer álbum, Discotr3s, que nunca llegó a publicarse oficialmente y que parecía superaría a su disco anterior. Se sabe que al menos quince canciones fueron grabadas y mezcladas, pero la falta de registros lo ha convertido en mito dentro del rock alternativo colombiano. Finalmente, tras su presentación en el Festival de Rock de Barranquilla en 2002, la banda se disuelve definitivamente.
El público exige un pronto regreso
Desde entonces, los rumores de un regreso han sido constantes, especialmente ahora, en 2025, cuando se cumplen treinta años de su fundación. Sin embargo, a pesar de recibir ofertas económicas tentadoras, las condiciones logísticas y personales han impedido una reunión. Mego, radicado en Londres desde hace más de quince años, está dedicado a la producción y a desarrollar proyectos relacionados con la música electrónica, lo que dificulta su regreso a Colombia. Además, un pacto tácito entre los integrantes originales establece que no habrá regreso si no están todos los miembros fundadores presentes.
Algunos de ellos han mostrado disposición para romper ese acuerdo y volver al ruedo; otros, en cambio, se mantienen firmes a la idea de que solo vale la pena si están todos. Aun así, el público sigue esperanzado. La huella que dejó El Pez en la historia del rock paisa no se ha borrado, por eso reclaman un regreso que, aunque incierto, no se descarta por completo. Quizás el tiempo y las circunstancias logren alinear nuevamente a estos artistas que marcaron una época.
Otros proyectos
Finalizada la etapa con El Pez, varios de sus integrantes emprendieron proyectos en solitario.
En 1997, Tato fundó Cajamalva, banda proto-indie que fusionaba rock, electrónica y shoegaze, cuyo sonido evocaba al Bowie de los ochenta. Publicaron un disco doble, Katarsis ’99 en vivo, Vol. 1 y 2, con Andy García (Ekhymosis) como bajista y productor del álbum. La banda se disolvió en 2002.
En 1999, cuando aún lideraba El Pez, Mego incursionó con un proyecto experimental llamado Mozart K-cero. Hoy, radicado en Londres trabaja como productor de artistas y en propuestas asociadas con la música electrónica.
En 2009, “Pat” Restrepo formó Nómada, banda que sigue vigente en el underground paisa, con un estilo que mezcla new wave, punk, hard rock y electrónica, creando un sonido por momentos surrealista.
Jorge Ceballos se enfocó en la producción musical en Estudios El Pez, donde ha trabajado con bandas como I.R.A., Gaias Pendulum, Kraken y Tenebrarum, consolidándose como uno de los estudios más importantes de la ciudad.
Fredy, mientras tanto, formó Reptil, agrupación efímera que combinaba rock con música electrónica. Hoy se dedica a la docencia universitaria.
Los fanáticos no pierden la esperanza de ver otra vez a El Pez en los escenarios. Quizás, algún día, el pacto se rompa y la banda vuelva a nadar en las aguas del rock nacional.