Grandes historias empresariales - Occidente

Constancia y determinación, el motor de Pikamotos

Leidy Jhoana Arboleda aprendió desde cero el oficio de los repuestos y a mantener viva una empresa familiar.

hace 15 horas

Detrás del mostrador de PikaMotos, en el centro de Uramita, Leidy Jhoana Arboleda Sierra atiende con una sonrisa y la seguridad que da la experiencia. Conoce cada referencia, sabe qué necesita cada cliente y mantiene el local en orden entre estanterías repletas de repuestos, cascos, lubricantes y llantas. Desde 2019, este negocio familiar se ha convertido en un punto de encuentro para los motociclistas del municipio.

La historia de PikaMotos comenzó con una oportunidad inesperada. Leidy y su esposo, Jenry, llevaban años trabajando en el campo cuando conocieron al dueño de un almacén de repuestos que pensaba cerrar por falta de resultados. Jenry le propuso comprarlo a crédito y convertirlo en su propio proyecto. Así, el 1 de abril de 2019, asumieron el reto sin experiencia en el sector, pero con el propósito de sacar adelante el negocio y garantizar estabilidad para sus hijos.

Los primeros meses fueron difíciles. No contaban con papelería legal, los proveedores exigían documentos y muchos productos no se encontraban con facilidad. Leidy hizo de esa dificultad una oportunidad para aprender. Anotaba los nombres de las piezas, hablaba con los representantes de ventas y observaba lo que más buscaban los clientes. “A los quince días le dije a mi esposo que no era capaz, pero luego pensé que ya habíamos empezado y no había marcha atrás”, recuerda.

Con disciplina, logró poner en orden las cuentas, pagar la deuda en menos de un año y consolidar la confianza con las empresas proveedoras. La pandemia detuvo momentáneamente los trámites legales, pero no las ventas. “Nunca bajaron. Desde el primer mes, el negocio fue creciendo”, cuenta.

Actualmente, PikaMotos es reconocido en Uramita por su atención cercana y por la variedad de productos. Las pastas de freno, los kits de arrastre y las llantas son los artículos más vendidos, y muchos talleres del municipio acuden allí para conseguir los repuestos. El negocio se mantiene bajo la administración de Leidy y Jenry, quienes trabajan de lunes a sábado y se turnan las responsabilidades.

Leidy reconoce que el impulso para seguir adelante viene de su familia. “Nuestro objetivo siempre ha sido darles a nuestros hijos la posibilidad de estudiar y tener un futuro más tranquilo. Eso es lo que nos mueve cada día”, afirma.

El acompañamiento de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia ha sido fundamental para su formalización y crecimiento. “Ellos están siempre presentes, hacen capacitaciones y nos facilitan la renovación. Antes tocaba desplazarse a otro pueblo, ahora vienen directamente al municipio”, dice Leidy.

Su siguiente meta es implementar un sistema contable para modernizar el control de inventario y pedidos. “Aún lo hacemos todo manual, pero ya averigüé cómo hacerlo y quiero empezar pronto”, afirma.

Ella sabe que su negocio representa la estabilidad y el orgullo familiar. “Yo me siento feliz con mi negocio. Esto nos ha permitido salir adelante y sé que creceremos mucho más”.