Grandes historias empresariales - Occidente

Delisazón, del sancocho tradicional al ceviche gourmet

Lina decidió confiar en su sazón. Su persistencia y calidad la convirtieron en la referencia culinaria de Heliconia.

hace 2 horas

Cuando era niña, Lina María Deossa hacía tortas con barro y las decoraba con cenizas, flores y pasto. Este amor por la cocina se manifestó cotidianamente en su vida, hasta que un día la llevó a montar su propio restaurante.

Su esposo, John Zuluaga, abrió un almacén comercial en Heliconia, y Lina trabajaba en la administración y la contabilidad. Vivían en San Antonio de Prado y siempre empacaban una coca para almorzar, pero un día, por tiempo o por olvido, no llevaron. Su cuñado, que también trabajaba en el almacén, la invitó al restaurante del pueblo, el único que había. Pidieron la comida, la sirvieron y cuando Lina la probó, se indignó por el sabor agridulce del arroz: estaba avinagrado. Entonces se le metió la idea de montar un restaurante en Heliconia.

A finales de 2015, Lina fundó Delisazón, nombrándolo así por los halagos a su sazón que su familia, amistades y jefes le hacían. Su idea inicial fue ofrecer comida gourmet, como arroces orientales o cañones en salsa, un gran reto, puesto que las personas de Heliconia preferían mondongo, frijoles o sancochos.

Con pragmatismo, Lina se adaptó al paladar local, pero nunca abandonó la calidad ni la innovación. Luchó por obtener el local actual, un segundo piso al lado de la iglesia principal, el cual estuvo vacío durante cinco años esperándola.

Lina sigue invirtiendo en su pasión: viaja semanalmente a Rionegro para estudiar y graduarse próximamente como chef en alta cocina, panadería y repostería.

Aunque su menú semanal es tradicional, los fines de semana y días especiales se convierten en la vitrina de su talento. Prepara platos especiales por encargo, como ceviches de pulpo o camarones, que se han convertido en un servicio de catering muy solicitado para eventos familiares. Además, la sencillez del café con leche se convierte en un capuchino con valor agregado que atrae a clientes solo por su sabor.

Hoy, Delisazón es tan reconocido que la gente hace fila los fines de semana. Los clientes vienen de otros municipios, e incluso uno de ellos, desde el Eje Cafetero, encarga su mondongo para que se lo envíen en bus hasta la terminal de Medellín. Su sancocho también es famoso: en 2024 ganó el concurso en el Festival del Sancocho en Heliconia.

El crecimiento de Delisazón, que ya cuenta con una segunda sucursal en San Antonio de Prado, ha sido apalancado por el apoyo empresarial. La Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia le ha brindado capacitaciones en administración y, lo más importante, se ha convertido en su cliente.

Lina es proveedora oficial de la Cámara de Comercio y de otras entidades. Suministra refrigerios para eventos y capacitaciones en Heliconia y municipios aledaños. Esto le proporciona una fuente de ingresos adicional y constante, una muestra de que su sazón no solo conquista el paladar, sino que también tiene la calidad y capacidad logística para el sector corporativo y para todo aquel que desee disfrutar un buen plato.