Grandes historias empresariales - Suroeste

IBERU, la panadería tradicional que fusiona café y tango

La panadería IBERU lleva 40 años como un faro de la cultura local. Esta empresa familiar es insignia en el pueblo.

Loading...
hace 3 minutos

En la calle tercera que divide en dos el parque principal de Ciudad Bolívar, se alza un edificio de cuatro pisos con una arquitectura que evoca el Art Déco. El primer piso alberga un salón inmenso, adornado con una escultura de Carlos Gardel, antiguos surtidores de gasolina, un piano de cola y un panel de madera con repisas llenas de reliquias. Esta es la atmósfera que envuelve a la panadería IBERU.

Toda la decoración fue obra de José Alejandro Bedoya, amante del tango, panadero y fundador de IBERU hace 40 años. Pero la relación de los Bedoya con el pan se remonta al padre de José, Mario Bedoya, quien tuvo una panadería llamada La Sultana que cerró a finales de los 70 por falta de panaderos. Por esto le inculcó el oficio a sus hijos, por lo José Alejandro se encomendó a sí mismo la misión de reabrir el negocio.

El 3 de marzo de 1980, compró la tienda a su padre, reabrió la panadería con el apoyo de varios de sus hermanos y la renombró como IBERU, Industrias Bedoya Rueda. Poco después, nació su hijo Jorge. “Yo nací en la panadería. Mi mamá cogía una caja de cartón, me envolvía en periódico y me colocaba un bombillito ahí a que me calentara, en un ladito,“ cuenta.

Aunque la juventud de Jorge estuvo marcada por la rebeldía, al tener a su hijo, Jacobo, decidió tomar con seriedad el negocio familiar. Desde entonces, se dedica al oficio. Hoy, dirige la producción, aunque su padre sigue siendo el jefe. En su larga historia, la panadería ha sido cafetería, hotel e incluso salón de conciertos de tango para la familia, pero su verdadero valor reside en el sabor de sus productos. IBERU conquistó los paladares de locales y turistas. Jorge cuenta que en sus mejores épocas la cafetería tenía 15 mesas y cuatro meseras, y el flujo era tal que los paquetes de parva tocaban el techo y las mesas estaban siempre llenas.

Aunque en la pandemia cerraron la cafetería, la fama del producto sigue intacta, especialmente por las famosas lenguas de IBERU. Las lenguas son galletas tradicionales de la panadería colombiana, pero en IBERU las fusionaron con el café para rendir tributo a la vocación cafetera del pueblo. Este producto se ha convertido en un emblema del municipio. Hasta tiene su propio dicho: “si usted vino a Ciudad Bolívar y no comió las lenguas de IBERÚ, no fue”.

Las lenguas se distribuyen en Jardín, Urrao, Jericó y Andes. En este último, Jacobo, la tercera generación de panaderos, tiene su propio negocio, Jabepan. Para la familia, la formalización es clave para generar orden financiero. Por eso, la relación con la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia ha sido fundamental para que empresas como IBERU se expandan. Actualmente, emplean a 23 personas, 14 de ellas dedicadas a la producción. Algunos han trabajado allí casi los 40 años de existencia del negocio.