Histórico

A Reclus

20 de febrero de 2009

Querido y leído, de nuevo, Eliseo (pongo su último nombre, dejando de lado el de Juan Jacobo; ya sabe, estamos en crisis). De usted me ha fascinado su manera de narrar la geografía, que no es un compuesto de datos sino un saber sentir la tierra que se pisa, dotándola de significados para que quien la recorra tenga más vida y más conocimientos. Quizás en su obra se haya inspirado Fernando González para escribir el Viaje a Pie. Y leyéndolo, a usted, Eliseo, he pensado en cómo nos educaron a nosotros, negándonos el sentido maravilloso de todo esto que nos rodea. Ayer no más me encontré en el camino un pequeño pájaro no más grande que un mango de azúcar, que estaba lleno de ánimos. Era negro y de pecho amarillo, casi redondo. Lo más triste fue que no lo supe nombrar. En el colegio nunca me enseñaron ni sobre aves del entorno ni sobre árboles de calles.

Usted, Eliseo (de quien se dice que era anarquista y por eso escapó al despotismo de Napoleón III), en su tarea de viajar (término que nada tiene que ver con turismo, por aquello de que el viajero vive y el turista suda), escribió un gran libro: La nueva geografía universal, la tierra y los hombres. Y en los capítulos V, del tomo XVII y IV del tomo XVIII, se dedicó a Colombia. Por esos días, el país iba de una guerra civil a otra y las comunidades indígenas eran diezmadas, igual que pasa hoy, con disparos y puñaladas provenientes de uno y otro bando. Y es que en el siglo XIX, mientras Búfalo Bill exterminaba bisontes, por aquí se mataba indios, oficio que sigue vigente. Pero usted no se regodea con las matanzas sino con el paisaje, los contenidos de la tierra y el horizonte.

Y no quiere decir esto, querido Eliseo Reclus, que usted se negara lo que sucedía. Los anarquistas (esos que no necesitan gobierno) se enteran de todo. Su trabajo fue ver lo que los colombianos no veían, desmentir a los poetas de café que mienten la naturaleza y las emociones y certificar que mientras se eduque a la gente en el desconocimiento de su entorno no habrá más que violencia. Y crecerá, pues no saber qué es lo que nos rodea en flora y fauna, en orografía y sentido de nuestros espacios, es lo que crea la ira. No hay patria si soy ignorante de dónde estoy y cuáles son mis deberes estéticos. Su tarea, querido viajero, fue decirnos qué había para que educaran a los niños en ello. Y seguro se reía de aquello de que sabíamos dónde quedaba el río Volga pero no teníamos idea de qué era el Cauca.

Juan Jacobo Eliseo Reclus (1830-1905), nació en Francia e hizo parte de una familia extensa en la que todos se destacaron. Su libro de geografía fue traducido al castellano por F. J. Vergara y Velasco en 1893. Y como Humboldt, conoció a Colombia mejor que nosotros. Y este es el problema.