Histórico

Al rescate del buen trato

23 de febrero de 2009

La medida del amor a los otros (y aquí se incluyen todos los seres del universo) es la misma del amor a sí mismo. No puede entonces hablarse de buen trato en relación con el otro, sin precisar como base el amor a sí mismo. Y no hay norma más clara para evitar el maltrato que aquella que escuchamos desde la infancia: "No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti mismo". Esta es la base de la convivencia, aceptada universalmente.

El buen trato se entiende expresado en tres dimensiones:

- Conocimiento de sí mismo para aceptarse y mejorarse.

- Conocimiento del otro para aceptarlo y apoyarlo en su propio y personal proceso de crecimiento

- Conocimiento de todos los seres del universo para aceptar sus necesidades, sus ritmos y aprender a respetarlos.

El buen trato implica entender que hay distintas ideas acerca de la verdad en lo humano: la idea del otro, "su verdad"; mi propia idea o visión personal, "mi verdad", y la verdad, verdadera.

El conocimiento es la base de todo proceso humano. En la medida en que me conozca, me entienda y me acepte, y conozca, entienda y acepte que el otro sea lo que es, no lo que yo quiero que sea, podrá surgir la clave del buen trato, el respeto:

- Respeto a mí mismo para no destruir mi vida, mi salud y mi mundo.

- Respeto al otro para tener una amable convivencia.

- Respeto al universo para preservar la armonía.

Objetivos de una campaña por el buen trato:

- Rescatar la palabra como la mejor herramienta para la convivencia pacífica.

- Promover la tolerancia, el respeto y la solidaridad como instrumentos indispensables para la aceptación y el reconocimiento del otro.

- Mejorar las interacciones como base de la armonía en las relaciones humanas.

- Entronizar la familia como constructora de buen trato.

El verdadero aprendizaje se da cuando lo conocido se lleva a la acción. Es importante establecer espacios de reflexión personal para encontrarse consigo mismo, evaluar sus relaciones con el otro y con claridad y conciencia, involucrarse activamente, como individuo autónomo, en hacer del buen trato una actividad cotidiana en todos los lugares en donde interactúa con cualquier ser del universo: hombres, mujeres, niños, plantas, animales, aire, etc.