Histórico

Álvaro Gómez cedió por la transformación

02 de julio de 2011

Convencido de que el país necesitaba unas bases sólidas para salir de la crisis en la que estaba sumido al finalizar la década del 80, sin abandonar los preceptos de la Constitución de 1886, Álvaro Gómez Hurtado decidió que su presencia en la Constituyente era el escenario propicio para defender su tesis del "acuerdo sobre lo fundamental".

Esa idea, que le venía rondando por la cabeza antes de que se cristalizara la Asamblea, se convirtió en un discurso que, a lo largo de los cinco meses de deliberaciones, logró aglutinar diversos sectores políticos de izquierda y de derecha.

Las reformas a la Constitución que antecedieron la Carta del 91, y de las que Gómez Hurtado hizo parte, le dieron la visión para liderar un proceso que permitiera, antes que nada, un consenso político para que el proceso no naufragara.

Por eso, ante la idea del presidente César Gaviria de entregarle el manejo de la Asamblea al Partido Liberal, Gómez Hurtado unió fuerzas con la Alianza Democrática M-19 para enfrentar al "régimen", como este conservador prefería llamar al Gobierno.

"Más que un asunto de mecánica política, esa estrategia tenía un fondo: evitar que el Gobierno manejara la Asamblea. Con esa alianza del M-19 y los conservadores, a la cabeza de Gómez (quien lideró el Movimiento de Salvación Nacional), sin dejar por fuera a los liberales, se envió un primer mensaje de consenso al país, que fue vital para el proceso", explica Juan Gabriel Uribe, director del periódico El Nuevo Siglo.

Gómez Hurtado, a juicio de Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanas de Eafit, advierte que este dirigente llegaba a la Asamblea con dos antecedentes que le imprimían un carácter de visionario y reformista.

Por un lado, jalonó la descentralización y la democracia participativa que culminó con la elección popular de alcaldes; y, por el otro, fue capaz de marginarse de su partido para fundar el Movimiento de Salvación Nacional.

"Ese era el perfil con el que llegaba. Gómez Hurtado puso al sector más conservador a la cabeza de las reformas. Demostró mucha más visión que el pastranismo y juega así un papel crucial, reformista, con iniciativas que resultaban novedosas para la época, atrevidas, que ayudaron a desbloquear la resistencia en algunos sectores de su partido".

Sin duda, el país esperaba las grandes transformaciones que necesitaba y por eso era clave que los sectores más tradicionales de la política fueran capaces de demostrar que sí permitirían los cambios.

"Todos sabíamos qué podíamos esperar de la Alianza Democrática M-19. Por lo tanto, el desbloqueo tenía que provenir de un sector político que tuviera buena representatividad y que de alguna manera fuera asociado a la tradición política del país y es allí donde Gómez Hurtado asume el liderazgo", plantea Giraldo Ramírez.

Fin al Frente Nacional
A este dirigente conservador, nacido en Bogotá, hijo de uno de los gestores del Frente Nacional, el presidente Laureano Gómez (1950-1951), le tocó, paradójicamente poner el punto final al bipartidismo constitucional, que seguía vigente hasta que se firmó la Carta Magna en 1991.

"El doctor Gómez destorció el último hervor del Frente Nacional, el mismo que cocinó su padre", dice Juan Gabriel Uribe, al reconocer que la presencia de disidentes de los partidos tradicionales (entre ellos Gómez Hurtado) y de movimientos nacientes (como el de la Alianza Democrática M-19), posibilitaron la participación de sectores políticos que estaban marginados del poder.

Aunque es difícil ponerse en la cabeza de un hombre que soñaba con gobernar este país y que murió acribillado por la violencia el 2 de noviembre de 1995, Uribe se aventura a señalar que Gómez Hurtado estaría hoy satisfecho con la Constitución que ayudó a construir.

"Estaba satisfecho, sin embargo, creía que le faltaban cosas, como por ejemplo que hubiera un mayor control político por parte del Congreso, y unas leyes antimonopolio más exigentes. Pero, en términos generales, Gómez Hurtado esperaba tener una Constitución con la que se pudiera gobernar y él sentía que con esa Carta se había logrado".