Amantes de toda la vida
LOS GALERISTAS SON unos apasionados del arte. Se las saben todas sobre las obras que exponen. Christopher Paschall estuvo en ArtBo.
Cuando tenía seis años no le pareció tan chistoso. Christopher hubiera preferido estar jugando fútbol y no dos horas sentando con Darío Morales, en el Museo del Louvre, en París, viendo las gotas de las Ninfas en una obra de Rubens. Después de muchos años, "es uno de los recuerdos más lindos que tengo".
Es galerista. Su primera exposición fue hace diez años, montó el espacio hace ocho en Bogotá y acabó de inaugurar el segundo. Es un amante de la pintura y un "coleccionista de toda la vida".
También tiene una de chaquetas militares antiguas. Para el viernes, el primer día de ArtBo, la Feria Internacional de Arte de Bogotá, se puso uno rojo, inglés. "Tengo una colección interesante y como este negocio te permite ser diferente, no me gusta ser como los demás".
Cuenta que tuvo el privilegio de criarse en París, con grandes pintores colombianos: Barrera, Caballero, Morales, Bejarano. "Yo me acuerdo que iba al taller de Luis Caballero y él lo único que quería era darle comida a su gato y tener pinceles para pintar. No le importaba un pepino si comía o no. Aprendí como el artista se sacrificaba muchísimo por sus obras".
Su galería está en una esquina de uno de los salones de Corferias, donde se realiza ArtBo. Es una sala. La idea salió de una visita que hizo al banco Baring Asset Management, de Londres, que le compró una obra de Alejandro Ospina y cuando fue a llevarla, se encontró con unos diez salones, con su sala, con cada óleo perfecto, con su ficha técnica y "se les notaba el orgullo por su colección de pintura".
Hizo algo parecido, porque él también se siente orgulloso de su equipo de fútbol, como los llama (y se ríe): a la feria llevó a Álex Rodríguez, Rodrigo Echeverri, Álvaro Barrios, Alejandro Ospina, José García.
De cada obra conoce los detalles. La de Diana Drews es la más conceptual que llevó. Unas sillas, verdes, pequeñas, en el pasto. "Nos da un paralelo entre un jardín infantil y un jardín de verdad. Las sillas vienen de un colegio que ya no existe y las frases que están escritas en ellas son las que uno usa para educar a sus hijos o para sembrar pasto".