Aquí no asustan ni las matemáticas
EN UNA DE las sedes de la Institución Educativa Tulio Ospina funcionaba la sala de velación La Aurora, el rumor de que espantos habitaban el edificio se transformó en una petición de los niños por una eucaristía que se realizó ayer. Ahora no hay que temer.
Decían algunos que en ese colegio, que antes fue una sala de velación, se veían calaveras, que a veces se escuchaba que azotaban las puertas contra los marcos y que los ruidos eran muy extraños.
Los niños, que desde que empezó el año escolar están estrenando esta sede que la Alcaldía de Medellín tenía como bodega, se llenaron de miedos, quizá, por lo que otros decían, y por eso ayer se realizó una eucaristía, para espantar todo mal espíritu.
En principio, la misa parecía no tener razón, porque cuando se les preguntaba a los niños por temores, ninguno los aceptaba tenerlos: "A mí no me da miedo, eso son los de quinto, a ellos sí les da", y los de quinto decían que no, que los de cuarto, y así, la rueda giraba sin parar.
Hace algunos años los estudiantes, 250 entre transición y quinto de primaria, recibían clase en una sede de la comunidad religiosa Madre Marcelina. Sin embargo, dice Martha Lucía Aguilar, subsecretaria de Planeación de la Secretaría de Educación, era momento de darle prioridad "a los recursos que teníamos, porque teníamos este espacio subutilizado".
Más o menos 15 años estuvo la sala de velación en el lugar donde hoy es el colegio, lo que, dice Martín Giraldo, vigilante que ha sorteado todos los turnos en la puerta de la escuela, creó en la comunidad ciertas supersticiones.
Aunque víctima también de la creencia, Martín afirma que en la parte de atrás del edificio sí se siente "una frialdad muy berraca, como unas energías raras, malucas, pero no es que asusten, eso es totalmente falso".
Pero, por esas cosas, eso de que es mejor prevenir que curar, el sacerdote Rodrigo Salvador Flamenco López, de la Arquidiócesis de Medellín, que celebró ayer la misa, dice, dice que aunque no es natural, sucede, "sí puede pasar. Son cosas que nuestro espíritu siente, y por eso la eucaristía, porque es la presencia de Jesús en la vida nuestra, Jesucristo que se hace presente, que es nuestra roca y santifica la vida de las personas".
Lo que se hizo, pues, fue entregar por medio de la celebración, "este sitio en las manos de Dios, para que nos ayude, para que dé una bendición especial y pueda salir cualquier espíritu", continuó el Sacerdote.
La nueva sede
Para Sandra Duque, madre de familia, ahora los niños tendrán mejores espacios para estudiar, contarán con mejor iluminación y estarán más cómodos, "y también estamos muy agradecidos con las monjitas porque en la otra sede no nos faltó nada".
Para Sandra no trasciende el mito, "eso es el humor que le ponen los niños, misterio", dice que a su hijo lo que le dio fue risa. "Pero la misa es muy buena porque les quita el temor y ver al padre ahí les ayuda mucho".
Para Adriana Rojas, profesora de primero, el asunto está superado, "creo que esos temores vienen más de los padres. Ahora, solo nos queda disfrutar de la nueva sede".