Así es José Roberto Arango, "el salvaempresas"
HIZO VIABLES empresas como Coltejer y la Alianza Team. Gracias a sus acercamientos, logró que Bancolombia y la familia Gilinski terminaran un largo y costoso pleito. Millonarios y Famisanar, los nuevos retos que asume.
"El activo más valioso de cualquier empresa es la gente. La plata se consigue en cualquier esquina". Esta es la filosofía del hombre que hoy por hoy se ha hecho conocer en el mundo de los negocios como el "salvador empresarial". Se trata de José Roberto Arango Pava, un paisa de pura sepa, a quien muchos identifican como uno de los uribistas que más se benefició de los últimos dos gobiernos.
Este empresario nacido en Medellín, que lleva su oficina en un morral y en su BlackBerry, pues sólo tiene un espacio físico de 30 metros que visita, paradójicamente, cuando no tiene trabajo, es el artífice de la reorganización y recuperación de empresas como Rápido Ochoa, Gravetal, Acerías Paz de Río y Coltejer, firmas que estuvieron a punto de liquidarse y que hoy, lejos de dificultades económicas, se mantienen sólidas.
Arango, de 57 años, graduado en el Colegio San Ignacio de Medellín, economista de la Javeriana de Bogotá y con un máster en Gestión Pública de la Escuela de Gobierno de Harvard, tiene en sus manos el salvamento de Millonarios y de Famisanar.
El caso del equipo de fútbol es el que más "canas le está sacando", porque si bien no es un trabajo diferente al que está acostumbrado a hacer, sí se torna más complejo, "debido a que cada día le resulta un problema nuevo".
Hijo de Roberto Jairo Arango y Nelly Pava y mayor de tres hermanos (Juan Rafael, presidente de Fatelares y Pablo Miguel, médico neurocirujano), este "desenredador de empresas en crisis", también tiene en la mira la recuperación de Famisanar, compañía que estaba a punto de ser intervenida por el Gobierno como consecuencia de las cuantiosas pérdidas registradas el año pasado y que la dejaron al borde de la quiebra. Este reto lo asumió hace un mes.
Las claves de su éxito
Su estrategia es clara. La solución está en las empresas, son los trabajadores quienes generan las ideas para salir de la crisis. "Yo lo que hago es recoger información, organizarla y coordinarla", dice, convencido de que ésta no será la excepción, aunque sus detractores afirman que toda su gracia consiste en ser un gran lobista con el Gobierno de Uribe, su amigo personal.
Es amante del campo, el ganado, los caballos y los deportes acuáticos (es buzo). Pero se mueve tan bien en una finca como en un club de millonarios en Nueva York. Una de sus más recientes victorias fue el acuerdo logrado entre Bancolombia y la familia Gilinski, un pleito que duró 11 años. Sólo su tarea como amigable componedor desatrancó el lío entre judíos y paisas.
Desde muy joven empezó a meterse en el mundo de los negocios. En 1971 junto con Miguel Eduardo Navarro, conocido como "el chino Navarro" y Álvaro Uribe, crearon El Gran Banano, una pequeña empresa de comidas rápidas ubicada en la Circular Primera con carrera 70, cerca de la Universidad Bolivariana, de Medellín. Luego viajó a Bogotá a iniciar su carrera de Economía y, aún en la universidad, empezó a trabajar en Bavaria como visitador fiscal y luego fue gerente Comercial de Delima y Cía. Unos años después, en 1982, fundó Corredores Asociados en Medellín, empresa en la que laboró más de 10 años como corredor de Bolsa y en 1998 creó la compañía de financiamiento La Regional, actualmente Dann Regional.
También fue gestor de la Alianza Team, organización que surgió luego de la unión de cuatro empresas (Gravetal, Fagrave, Grasas y Grasas de Buga).
Pero no todo han sido éxitos, para este paisa apasionado por el trabajo y radical en sus decisiones, tal como lo define Gabriel Harry Hinestroza, presidente de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Medellín. También ha enfrentado fracasos.
A finales de la década de los 90 le dio vida al directorio telefónico Combiser en Medellín, compañía que en menos de tres años quebró. Fue secretario de Hacienda de Medellín y Concejal de la misma ciudad, cargos que antecedieron su llegada al gobierno de Álvaro Uribe, donde se desempeñó como Alto Consejero Presidencial entre 2002 y 2004. Allí fue cuando realmente empezaron sus retos en la salvación de empresas.
Desde su cargo en el Ejecutivo, en dos años salvó tres compañías. Acerías Paz del Rió, la Empresa de Acueducto de Cúcuta y Emcali.
De regreso al sector privado, este paisa a quien le encanta la tecnología y juega con ella como un niño, fue llamado para recuperar a Coltejer. Allí convenció al magnate Carlos Ardila Lü- lle de la necesidad de salvar la compañía o liquidarla.
Pocos meses después se vieron los resultados: logró la venta, modificó las convenciones colectivas y liquidó a los trabajadores y el Grupo Kaltex se quedó con la firma y evitó su liquidación.