Histórico

Asonada, una crónica anunciada

UNA SEMANA DE asonadas vivió el país tras los comicios del domingo. Los expertos aseguraron que el tema va más allá de malos perdedores.

05 de noviembre de 2011

Marbel Luz Pertuz, secretaria de Gobierno de Ponedera (Atlántico), lo dijo clarito: "Esto es crónica de una asonada anunciada".

La crónica a la que se refirió la funcionaria tenía en jaque a su municipio el martes a la 1:00 de la tarde, después de que un grupo de personas quemaron el edificio de la Alcaldía asegurando que los comicios no se cumplieron de manera transparente.

Los medios locales informaron que las protestas se presentaron porque simpatizantes de uno de los candidatos "no quedaron satisfechos con la manera como se están haciendo los escrutinios".

Al miércoles, Ponedera tenía alcalde electo, Hernando Manotas de Cambio Radical. Las protestas cesaron y la cotidianidad volvió al municipio, no sin antes Pertuz declarara antes los medios de comunicación que "todos sabían lo que estaba sucediendo aquí".

Sí. Todas las autoridades sabían que esto iba pasar y que iba a pasar no solo en Ponedera. Advertencias sobraron. Por eso, la Policía se curó en salud asegurando que adelantó un mes las elecciones en 67 municipios del país, mientras que la MOE desempolvó uno a uno los mapas de riesgo que presentó durante los últimos meses y dejó claro que tenían con lupa 241 municipios, con evidente riesgo.

El nudo de la crónica
Pero entonces, sí las autoridades sabían, ¿qué pasó? ¿por qué se presentaron 55 asonadas? ¿Qué es lo se disputa en estos municipios? ¿fallaron los escrutinios?

La Policía Nacional insistió en que estaban preparados. Subrayaron que habían tomado todas las medidas y que hubo municipios, precisamente, donde no ocurrió nada debido a las labores de inteligencia que hicieron.

Para el general José Roberto León Riaño, subcomandante de la Policía Nacional, no hay duda que la "crónica anunciada" tiene como tema central la historia de perdedores y ganadores. "Hay algunos candidatos que pueden estar detrás de las asonadas porque perdieron y no aceptan el pronunciamiento del pueblo en las urnas", dijo el oficial.

Para la MOE y para analistas como Natalia Springer y Alfredo Rangel el tema no es de perdedores ni de ganadores. Va más allá. En el trasfondo de la historia está la falta de institucionalidad tras la salida de los grupos paramilitares, el poder de las rutas del narcotráfico y la joya de la corona, las millonarias transferencias de las regalías que empezarán a llegar.

Entre las hipótesis que maneja Alejandra Barrios, directora nacional de MOE, aparece la falta de institucionalidad. La gran mayoría de los 55 municipios en donde reportaron asonadas o disturbios se caracterizan, según ella, porque hace una década tenían presencia paramilitar y en ese entonces, eran los grupos armados al margen de la ley los que hacían control político. Eran días en donde la gente no preguntaba nada sobre el sistema electoral, no salían a protestar, no votaba en blanco.

"Las protestas se presentaron en municipios donde los que tienen que regular el conflicto y el poder, no tienen credibilidad y por eso la ciudadanía cree que le están robando las elecciones. Como no confían en la autoridad y hay poca formación, no tienen herramientas de cómo solucionar un posible fraude. Por eso se van a las vías de hecho", explicó Barrios.

Los detalles
Para la experta en temas de seguridad Natalia Springer el clímax de la "crónica de una asonada anunciada" está en los detalles, en lo no tan evidente.

En ese sentido, Springer indicó que los municipios en donde se vivieron los disturbios constituyen un corredor importante dentro de las economías ilegales o son municipios en donde se está jugando un porcentaje alto de las regalías.

Por eso subrayó que las asonadas no fueron un problema de malos perdedores y que esa interpretación se ajusta más a una novela que a la realidad del país.

"El problema en este país es que el poder se lo disputan grandes grupos dedicados a la ilegalidad y lo que están peleando es no permitir que los gobiernos legítimos empiecen a administrar adecuadamente estos municipios, a ellos les interesa que no haya Estado. Esa es la pelea", señaló Springer.

Sin embargo, la crónica que se empezó a escribir el lunes en Ponedera está llena de detalles y la experta los sigue poniendo sobre la mesa. Por eso, destacó que las asonadas son una enfermedad nueva y que no tiene memoria de que nuestro país haya sufrido de este mal en la última década.

¿La razón? Hoy más que nunca el Estado tiene el control de los territorios que antes estaban en manos de los violentos. "La gente está entendiendo y está asumiendo su papel dentro de la votación. Es una pugna de economías ilegales con el forcejeo con el Estado", puntualizó.

El analista político Alfredo Rangel coincidió con Springer al señalar que la oleada de asonadas no se había visto nunca en el país y que evidentemente hay un inconformismo ciudadano nunca antes registrado.

Sin embargo, Rangel le puso picante a la historia al volver sobre el tema de las regalías. No tiene duda. Hay una pretensión de los políticos locales por manejar los recursos provenientes de las regalías que van a engrosar de manera muy sustantiva los presupuestos municipales.

El final de la "crónica" llega con el balance de 22 registradurías quemadas y con la capturada de 51 personas, tras un proceso electoral al que no le faltaron mapas de riesgo y con el cuestionamiento hacia el papel que jugó la Registraduría.

Como lo hizo el consultor y analista Andrés Mejía Vergnaud quien indicó que las asonadas le restaron credibilidad al aparato electoral sobre todo a nivel local. Argumentó que en estas elecciones las autoridades sabían que estaba en juego actores interesados en temas como el de la contratación y al parecer, no lo tomaron en serio.

El final queda pendiente. La más reciente "crónica anunciada" la escribieron en La Cruz (Nariño) en donde el hallazgo de material electoral sobrante, generó el viernes una asonada contra la Registraduría.