Histórico

ATRASO ECONÓMICO Y SUBDESARROLLO MENTAL

18 de enero de 2013

Lawrence E. Harrison, exdirector de la Agencia Internacional para el Desarrollo por más de veinte años y autor del libro "El subdesarrollo es una actitud mental", afirma que el de América Latina "es un estado de la mente", un problema de técnica, de administración, de espíritu, de cultura, de tradición, porque a pesar de nuestras grandes riquezas naturales, no logramos superar los altos indicadores de pobreza y de corrupción, … y que somos mediocres porque pensamos que no podemos.

Indicadores como el Gini, (coeficiente que mide la concentración de ingresos de una región), confirma su apreciación al encontrar que el de América Latina es un 65 % más elevado que el de los países desarrollados y que como tal, continuamos siendo una de las regiones más pobres del mundo por los altos niveles de desigualdad y significativos problemas de movilidad social.

Y esta realidad no es posible esconderla ni maquillarla, porque las cifras del Foro Económico Mundial son contundentes: la infraestructura vial colombiana no es competitiva: entre 133 países, en calidad figura en el puesto 101, y en densidad de carreteras pavimentadas, entre 120 países, ocupa el puesto 97, y en veinte años apenas hemos construido un poco más 1.000 km de vías en dobles calzadas.

Y para reducir el rezago vial y el atraso, según Fedesarrollo, habría que invertir $20 billones anuales hasta el 2020 (inferior a los $40 que en total, promete el gobierno hacer hasta el 2018); lo cual significaría duplicar el 1.3 % del PIB que durante décadas hemos registrado para no continuar con una "locomotora a vapor" rezagada que no anda a la velocidad necesaria para recuperar el tiempo perdido.

Y el mismo autor plantea como causa principal "una actitud mental que tiene que ver con la cultura, la politiquería que heredamos de España y que hemos venido arrastrando desde la colonia: un caos político y sus lacras que todo lo implica, con tipologías de valores y actitudes que nos han llevado al estancamiento". Y por ello, hemos perdido la oportunidad de avanzar hacia el progreso y la modernización de nuestra infraestructura, como lo han logrado países del sudeste asiático como Corea del Sur, al dar el gran salto a la prosperidad, merced a un proceso de cambio, de reconstrucción e industrialización basada en la educación y el conocimiento que le ha permitido pasar de un PIB per cápita de USD 57 de 1960 a más de USD 20.000 en el 2011.

Y según cifras recientes del Banco Mundial, la economía colombiana habría crecido en el 2012 tan solo el 3.5 % y no el 4.7 % que había proyectado, y no era de esperar milagros en un país que no invierte lo necesario en infraestructura para catapultar el crecimiento económico, nunca tendrá desarrollo.

Pocos presidentes han tenido la determinación para orientar y asegurar políticas de Estado con visión de futuro sobre lo fundamental, sobre los grandes temas nacionales e ideales que nos aglutinen y proyecten con una planificación de largo plazo que trascienda y para que nuestros dirigentes políticos no se ocupen en el Congreso de lo mediático e ignoren las transformaciones de un mundo globalizado que nos está dejando rezagados.