Bellas Artes es territorio Botero
EL COLOMBIANO en el cubrimiento de Celebración en México. Ayer revisó la enorme muestra.
Radiante, de la mano de su inseparable Sophia Vari , llegó ayer al mediodía el maestro Fernando Botero al Museo Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México.
Bajo un cielo azul y con una temperatura de 30 grados centígrados, el maestro y Sophia cruzaron la explanada frontal del Museo donde solo la cámara de EL COLOMBIANO los encontró. Las otras, de celulares y equipos semiprofesionales se concentraban en las cinco esculturas monumentales de Botero.
Llegó para revisar que la exposición Fernando Botero: Celebración, que inaugurará mañana el presidente mexicano Felipe Calderón , la más grande retrospectiva de sus obras y que el museo programó en su homenaje, estuviera en orden.
Y cómo no habría de estarlo. Desde hace casi dos años, cuando las directivas del museo lo invitaron a exponer en esta fecha, que casi coincide con la celebración de su cumpleaños 80 (el 19 de abril), Lina Botero , su hija, se puso al frente de la organización.
"Conozco muy bien su trabajo, sé dónde están sus obras y cuáles están disponibles", precisó Lina, quien tuvo a su cargo la curaduría.
La exposición, de 177 obras, incluye dibujos, acuarelas, esculturas, óleos y hasta cuentos. Una amplia muestra de 63 años de recorrido artístico del Maestro que ocupará casi todo el museo y que se podrá visitar hasta el próximo mes de junio.
"Estoy feliz con este homenaje que me rinden en México. Es la quinta vez que expongo en este país, y en este caso con la muestra más grande que jamás se haya reunido con mi trabajo", dijo el maestro Botero.
Luego de recorrer las ocho salas, el artista invitó a los ejecutivos del museo, encabezados por la directora Iztel Vargas , a un almuerzo en el Restaurante Café del Museo. "En 22 años que llevo aquí, es la primera vez que un artista tiene esta deferencia", precisó Luis Bello Morín , propietario del establecimiento.
Cerca de 50 personas del Museo ocuparon medio restaurante mientras departían felices con un Botero muy conversador y sonriente. Tan pronto terminaron de comer, otros asistentes, que adquirieron libros del artista, abordaron al maestro para saludarlo, felicitarlo y pedirle su autógrafo. Una rúbrica que no le negó a nadie.
En las horas de la noche se llevó a cabo una cena de gala privada con el fin de recaudar fondos para el museo. La cita sirvió además para la subasta de una escultura que donó el maestro Botero, y que tuvo como martillos a los expertos de la Casa Sotheby's.
Entre tanto afuera, en la explanada frente a Bellas Artes, el público seguía pasando frente a la Mujer Parada (2007), el Rapto en Europa (2008), la Mujer Reclinada (2002), el Caballo (2009), y la Mujer Sentada (2002), los cinco bronces monumentales que engalanan la entrada.