Bolsillos no dan para privados
La crisis económica que enfrenta el país encuentra ejemplos en los colegios privados. Sin plata para pensiones los padres comienzan a optar por la educación pública.
Este año, no por que así lo quisiera, Laura* además de cuadernos estrenó compañeras.
Del colegio Padre Manyanet, la pequeña de once años no salió por motivos académicos ni disciplinarios, fue la falta de plata la razón de su retiro.
Desde que su padre perdió el trabajo, ya no vive en Laureles y tampoco estudia en un colegio con amplias zonas verdes y piscina, como el Manyanet.
En ese estaba becada, por su situación económica y su buen rendimiento, sin embargo los 120 mil pesos mensuales del transporte terminaron por agotar los ahorros de mamá.
Esa misma cifra, fue el pago de la matrícula -único en el año- en la institución educativa Santo Ángel, en donde ahora hace su grado sexto.
Con Laura, al Santo Ángel llegaron otras 36 estudiantes -el 50 por ciento de las nuevas- de colegios privados de la ciudad buscando calidad y formación religiosa.
La situación se repite en la Juan María Céspedes, a donde argumentando problemas económicos, según su rector Lubit Fernández, llegaron estudiantes provenientes del San Carlos y la Bolivariana.
De la actual crisis económica que enfrenta el país, el servicio educativo privado no puede apartarse y los colegios son un reflejo de los apuros que viven las familias.
En Bogotá, por ejemplo, según el padre José Leonardo Rincón, presidente de la Confederación Nacional Católica de Educación, Conaced, en 2009 se cerraron 13 colegios privados y por su no viabilidad se siguen anunciando nuevos cierres.
Las razones socioeconómicas se traducen en disminución de la demanda de cupos, uno de los motivos por los que desde 2005, según la Secretaría de Educación de Medellín, se han cerrado ocho establecimientos educativos.
Otros, según Rocío Cadavid, presidenta de la Asociación de Colegios Privados, Adecopria, han logrado sobrevivir porque se presentaron al banco de oferentes y la población que atienden ahora es subsidiada por el municipio.
"A punto de desaparecer, las instituciones han ido cambiando y prestando el servicio a población oficial" dijo.
De los estudiantes, no todos se van para el sistema oficial, pero la situación hace que las familias busquen privados más económicos.
En la Enseñanza, la Asociación de Padres entregó 80 millones de pesos en ayudas a 42 estudiantes con dificultades económicas y este año el comité de solidaridad ya ha recibido 18 solicitudes.
El escenario se hace más crítico cuando algunas familias llegan al estado de "no poder siquiera asumir el porcentaje que deben pagar y terminan abandonando la institución" como cuenta su presidente Rubén Barrientos.
Con 28 estudiantes retiradas, en el colegio Pinares, pese a las ayudas del programa Familia Solidaria también se ha presentado deserción estudiantil hacia otros más económicos. La calidad de los particulares cuesta y los padres de familia hacen esfuerzos por lograr al menos graduarlos del privado.
Marta Pérez está "haciendo el esfuerzo" para graduar a su hija del Jesús María, pero sabe que su educación superior no podrá costearla en una institución privada.
Este año, entre la cuota de la asociación de padres y la matrícula pagó 654 mil pesos, más los 412 mil que vendrán cada mes por pago de pensión.
Las cifras de las pensiones multiplicada por los meses de calendario escolar alcanzan lo que cuesta un semestre en una universidad privada.
Un precio que comparado con la matrícula del oficial explica la alta demanda de los públicos reconocidos por su calidad.
En el Santo Ángel se quedaron sin satisfacer 190 solicitudes, mientras que al Cefa entraron 147 jóvenes de colegios privados.
La oferta de media técnica atrajo a Julieth Jiménez, quien una vez su padre quedó sin trabajo se puso a la tarea de buscar un colegio barato pero de igual calidad.
Al Cefa entró pagando 137 mil pesos, monto inferior al que pagaba solo de pensión en su antiguo colegio.
Ya lleva poco más de un mes en la nueva institución y ya aprendió a montar en bus.
Para Julieth, al igual que sus nuevas amigas Natalia y Eloisa -también de colegios privados- el cambio les ha abierto la mente.
"Recogimos de a mil pesos para decorar el salón y una compañera dijo que no podía darlos", afirman asombradas de ver la falta de dinero tan cerca.
Al contrario de Julieth, en la casa de Natalia nadie perdió el trabajo, pero la decisión de dejar la Presentación de Bello respondió a la necesidad de economizar sumada a la calidad de la nueva.
Para José Leonardo Rincón, la educación pública "no puede ser mirada como de segunda categoría o última alternativa para los desfavorecidos", pues la apuesta por la educación en la ciudad "es ejemplo para el país".
Las del Cefa están contentas con lo que han encontrado, Laura también lo está pero no descarta la promesa que su padre le hizo: en cuanto pague las deudas ella volverá donde sus antiguos amigos del Manyanet.