Histórico

Buscan inversionista para mina de asbesto

MINERA LAS BRISAS está en proceso de liquidación, pero quien está al frente del trámite se propone en máximo dos meses, conseguir un inversionista, nacional o extranjero, para reactivarla y aprovechar su amplio potencial, siendo la única cantera de su tipo en el país.

30 de enero de 2012

Contra todo pronóstico, el liquidador delegado por la Superintendencia de Sociedades para dar sepultura legal a la Minera Las Brisas, Marco Tulio Zapata Giraldo, está empeñado en sanear las acreencias de esa empresa. Su meta: que siga siendo el principal motor económico y de empleo del municipio de Campamento, en el norte de Antioquia.

Por eso espera encontrar en un plazo máximo de dos meses, según los términos legales de la liquidación, a un inversionista nacional o extranjero para reactivar la única mina de asbesto, tipo crisotilo, que tiene Colombia.

Esta fibra mineral es empleada en la fabricación de piezas y recubrimientos que deben soportar altas temperaturas. Es muy demandada por el sector automotriz, así como por la industria eléctrica y es materia prima para la fabricación de trajes especiales, y como refuerzo para pavimentos asfálticos, entre múltiples usos.

"No se puede liquidar de buenas a primeras una empresa que tiene las tierras, las licencias, el aparato productivo y el conocimiento necesario en muchos habitantes de la región para seguir como un negocio muy rentable que fue por muchos años", comenta Zapata.

El liquidador está al frente de Las Brisas desde el 22 de julio de 2011, seis meses después de que las trituradoras y martillos neumáticos se detuvieran de forma indefinida. Quedaron sin trabajo los 250 empleados que llegó a tener, la mayoría de Campamento, donde esta cantera fue el principal empleador formal por casi cuatro décadas.

Las Brisas fue iniciativa de la minera canadiense Johns-Manville, que se instaló en 1974 en esa población, con una inversión de 13 millones de dólares de la época. Luego, Eternit se incorpora temporalmente como socio.

En 1998, por razones de orden público, la firma canadiense abandona la empresa que pasa a manos del Fondo de Empleados, pero el mal manejo administrativo la llevó a la quiebra.

Estudios aportados por el liquidador señalan que la empresa cuenta con 20 hectáreas de explotación dentro de las 80 que tienen sus instalaciones, y 192 adicionales en lotes adquiridos, sin contar las 5.000 hectáreas de concesión.

Además está en buen estado la infraestructura y el equipo necesario para reactivar la producción que, en promedio, llegó a ser de 1.500 toneladas mensuales.

Mientras que Zapata Giraldo logra vender la unidad económica completa y no tener que repartirla por pedazos entre los acreedores, en Campamento muchos pasan dificultades.

Es el caso de Gloria Eugenia Uribe Cárdenas, quien por 28 años estuvo vinculada a la compañía. Aún espera su liquidación o la buena noticia de que podrá volver a su trabajo.

"Hay muchos que subsisten de la caña o de trabajos varios, otros han tenido que vender su casa para pagar deudas. Algunos aún me llaman y dicen que si se reactiva la mina, no lo piensan dos veces y se vienen para acá", señala Gloria Eugenia, quien no pierde la esperanza de que el asbesto de Las Brisas sea de nuevo la fibra que lleve progreso a su pueblo.