Histórico

Calamaro y Juanes, una noche de tango y rock

Andrés Calamaro regresó a Medellín y la gente respondió bien. Hubo canciones viejas, nuevas y raras y un amigo en tarima: Juanes. El sonido y la ubicación fueron los lunares de la noche.

07 de julio de 2010

Como dos tangueros de cafetín: Andrés con voz desgarrada, Juanes con guitarra y entrega. Fue el punto máximo del regreso de Calamaro a Medellín.

El Salmón volvió a la ciudad con una sorpresa. Cantó con Juanes Mano a mano y la tribuna se quería caer.

Atrás quedó la melena de león y el flaco Andrés. Hoy, de pelos cortos de buen estudiante, gafas negras y unas canas que se notan en su barba, acompañan a un atuendo de un oscuro Calamaro, quien volvió después de 18 meses a Medellín.

Las notas de Los divinos, su primer lanzamiento de On The Rock, su más reciente placa, fue la encargada de retumbar en el coliseo de la UPB.

Fue la primera probadita de un concierto que trajo canciones desde su época de Los Rodríguez, pasó (y se detuvo) es su nutrido Salmón de 2000, y que también recorrió en varios parlamentos con su Alta Suciedad y el Honestidad Brutal.

En medio de cada una de las canciones, sonidos de Rolling Stones (Jumping Jack flash) y de Bob Marley (Get up stand up) se mezclaron con canciones que se corearon como canto de tribuna, como Tuyo Siempre, o menos recordadas pero sacadas del viejo baúl como Revolución Turra.

Calamaro canto nuevo, viejo, raro y conocido, pero no logró la comunión para un gran recital. Arriba, inconformes con el sonido; abajo, la gente que cantaba duro, tratando de arreglar el sonido, que quedó debiendo. Andrés pidió paciencia, y la ciudad respondió. Canto con él.

Finalmente, un trío para no olvidar: Estadio Azteca, Crímenes Perfectos, Flaca, que le dieron el adiós al Calamaro, con una imagen algo diferente, pero con la energía de siempre.