Recompensa y más policía por atentado terrorista en Cali
El atentado que sacudió en la madrugada de ayer a la zona centro de Cali y al Palacio de Justicia de esa ciudad, tiene muchas similitudes con el ocurrido el 9 de abril del 2007 contra el complejo de la Policía Metropolitana de la capital del Valle.
El mismo ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, quien acudió al lugar de los hechos, reconoció que los dos actos terroristas sucedieron un mismo día de la semana y casi a la misma la hora: domingo entre las 11:45 p.m. y 12:00 de la noche, cuando la ciudad permanece solitaria y el pie de fuerza es casi invisible.
También fue utilizado el mismo método: un carro lleno de explosivos (amonal) fue abandonado en una esquina, sin que nadie se percatara. A los pocos minutos se sintió la explosión en una amplia zona.
El alcance de destrucción de los atentados terroristas fue similar: el del 9 de abril dejó un muerto, 41 personas heridas y más de 200 locales comerciales destruidos. El de este lunes dejó una cifra de cuatro muertos, 27 heridos y 189 locales afectados.
Por ahora todo indica que el autor del ataque de ayer es el frente Manuel Cepeda de las Farc, comandado por alias "Narices", el sucesor de alias "Santiago" y "JJ", los mismos que ejecutaron el atentado contra la Policía Metropolitana en 2007.
De igual forma, Gustavo Adolfo Ricaurte, comandante de la Policía Metropolitana en Cali, indicó que "todo dirige a que sean las milicias urbanas de este frente de las Farc las responsables del atentado".
El director de seguridad ciudadana de la Policía Nacional, general Orlando Páez Barón, sostuvo que esta acción fue adelantada por las Farc, debido a los duros golpes que le ha propinado la Fuerza Pública contra el Comando Conjunto de Occidente de las Farc, lo mismo que a la muerte de Milton Sierra, alias "JJ", la captura de "Santiago", quien lo reemplazó, y las acciones contra el frente Manuel Cepeda Vargas.
"Consideramos que esta es una retaliación de las Farc porque se les ha golpeado fuertemente en los últimos meses. A las Farc se le acabó el discurso político, se encargan del narcotráfico, de secuestros, de extorsión, esta es la típica expresión de un grupo terrorista", dijo el alto oficial.
Más seguridad y recompensa
A raíz del atentado, mil nuevos agentes de Policía reforzarán la seguridad en Cali. De ellos, 200 prestarán sus servicios de forma permanente, mientras que los 800 restantes, trabajarán hasta los meses de enero y febrero.
El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, anunció además que la recompensa por los autores del atentado será aumentada a 400 millones de pesos.
"Lo que tenemos como indicios bastante claros es que fue el frente Manuel Cepeda de las Farc, comandando por Carlos Hernán Zapata, alias Narices", dijo Santos.
Y agregó que "no lo tenemos completamente comprobado, pero hay indicios claros de que fueron las Farc".
Según el Ministro, las circunstancias en que ocurrió el atentado fueron parecidas a la forma en que estalló el carrobomba en el comando de la Policía el 9 de abril del año pasado, por la hora y el día, pues ocurrió entre la medianoche del domingo y la madrugada del lunes.
El ministro Santos señaló además que alias "Santiago", quien comandó ese mismo frente, será trasladado a la cárcel de Cómbita para evitar cualquier movimiento inesperado.
Inocentes, las víctimas
En uno de los pasillos de urgencias del Hospital San Juan de Dios está Ana Judith Rojas, una vendedora ambulante que desde hace más de ocho años les vende tintos, aromáticas y cigarrillos a los habitantes del sector y a los policías del Palacio de Justicia.
"Estaba trabajando con Yasai, mi hija de 12 años, y cuando escuché la explosión pensé que era un choque de carros, pero de repente comenzó a caer una lluvia de latas y de escombros. Mi hija quedó con una herida en el pecho y un policía me ayudó a levantarla", relató la mujer.
Según los médicos, la mayoría de los 26 heridos del atentado fueron operados para extraerles las esquirlas.
Quien no corrió con suerte fue Carlos Alberto Delgado, el taxista que fue alcanzado por la onda explosiva. No tenía hijos, pero si a sus padres y dos sobrinos por los que debía responder y por quienes trabajaba al volante.
"Cuando hay alguien honesto, como mi hermano, que muere así es mucho más duro y doloroso porque uno no piensa que puede pasar", decía ayer su hermano José Albeiro Delgado. "Lo único que puedo decir es que era una gran persona, un buen hijo y vecino".