Histórico

Camisa de fuerza a Meloneras

25 de octubre de 2008

Auna malla fina se extenderá desde lo alto del talud de Meloneras, a manera de un amplio "manto" de 4.500 metros cuadrados, para neutralizar la constante caída de piedras y material, que ha tenido cerrada en este sitio la Conexión a Occidente en el último año.

Este "manto" es apenas una de las tres actuaciones de ingeniería en un talud problemático de 115 metros de altura, porque en la corona y en la parte inferior se realizan otras tareas específicas.

De todos los puntos críticos de la Conexión, éste ha sido el más agudo porque la ha bloqueado un año y un mes, y obliga a que los usuarios hagan un rodeo de cuatro kilómetros por la antigua vía, en regular estado, que demanda mínimo otros diez minutos a Santa Fe de Antioquia.

La última intervención rigurosa se inició el pasado mes de julio para retirar 45.000 metros cúbicos de material y ya se han evacuado 25.000 para cumplir el reto de vencer el prolongado cierre el próximo fin de semana.

¿Y cómo derrotar esa caída constante de piedras y material? El director operativo del Túnel, Giovanni Mesa, explica que se conforman dos terrazas en el talud (una de 5 metros y otra de 10 mts), según diseños de los especialistas en geotecnia, y se procede a eliminar las narices o pequeñas prominencias sobre él.

Una vez se concluya el movimiento del volumen de 45.000 metros cúbicos de material y se terminen de conformar las terrazas, que el ingeniero llama la "tarea sucia", agrega, vienen las labores propiamente de estabilización y protección del talud, que consisten en colocar en algunos sitios identificados unos anclajes activos.

Esto consiste en perforar la pared hasta encontrar roca sana, una vez hecha se colocan varillas de anclaje con epóxicos (pega que las fija), para contener y evitar que siga cayendo. "Es como un amarre que se le hace a la roca", dice.

Y en otros sitios del mismo talud se va a trabajar con anclajes pasivos, que es una malla de triple torsión (más resistente) con un recubrimiento en concreto lanzado. Es decir que sobre la roca se pone la malla y encima de ella se inyecta concreto.

Los pernos que la fijan estarán espaciados 1,50 metros, y entrarán a una profundidad de 2,40 metros en la roca.

Al llegar a la parte que tiene roca sana se ponen anclajes activos, los cuales se perforan a 9 metros de profundidad. Tienen una función de prevención porque se encargan de ejercer presión sobre la roca para que los bolos no se suelten. "En esa zona hay cierto fracturamiento y cosemos esta roca, pero no hablamos de bolitas, sino de grandes bolas", dice.

La zona inferior del talud donde se pone este tipo de anclaje no lleva ningún tipo de revestimiento, mientras que la parte superior, donde hay suelo residual, se protegerá con agromanto, que es una mezcla de abono triple 15, semillas y material orgánico con el que se forma una especie de compós. Después de empañetar el talud se pone una tela de fique que permitirá revegetalizar el sector.

Aunque se han efectuado trabajos parecidos en vías como la doble calzada Bello-Hatillo y en Las Palmas, es la primera vez que se hace en la Conexión, con la advertencia de que no se puede copiar porque cada talud requiere un diseño particular.

En la distancia puede parecer una cirugía estética a la montaña, y así lo acepta el ingeniero Mesa, pero observa que no es caprichosa, sino necesaria para dar estabilidad al terreno y garantizar la seguridad de los usuarios.

Meloneras es el punto de partida, porque se aspira a hacer lo mismo en otros 13 pasos críticos de la Conexión.