Histórico

Cómo nos cambia la vida

05 de septiembre de 2011

Muy triste el final del ex soldado William Domínguez. Su vida terminó en una calle de Bogotá, con puñaladas y disparos. Sus últimos años fueron dramáticos: secuestrado 24 meses por las Farc, problemas sicológicos y adicción a las drogas por culpa de los recuerdos de sus obligadas "vacaciones" (nótese la ironía) en la selva, dieron al traste con su vida.

La desafinada canción que compuso y que se atrevió a cantar con esa cara de inocente que tenía, en la mismísima Casa de Nariño, resultó ser lapidaria: "Cómo nos cambia la vida, ayer era uno y hoy soy otro?". Ese otro resultó ser el del destino oscuro y dramático que miles de colombianos viven por culpa de la absurda violencia en esta tierra consagrada al Sagrado Corazón.

A los 21 años, patrullando en el Caquetá, las Farc le echaron mano. "Nunca pensé que me iba a pasar algo así y a pesar de eso, logré salir adelante por el apoyo que me daba mi mamá con sus mensajes", dijo en una entrevista. Luego, lo liberaron en medio de un show mediático de los de Piedad Córdoba. Tuvo la ilusión de ser cantante, pero no pelechó la idea. Su voz fue todo un hit por desafinada, motivo por el cual la fama le llegó a punta de remedadas en los programas de humor. A él le daba risa escuchar cómo lo imitaban, algo que no fue suficiente para mitigar ese veneno del recuerdo que lo estaba matando de a poco.

Aseguran que cayó perdido en las drogas e incluso, a pesar de que su familia lo niega, dicen que estaba a un paso de la indigencia. Solamente vivió 25 años. Mucho voltaje en los últimos años de vida: vivía paranoico, sentía miedo y decía que lo seguían. ¿Esa es la vida que se merece un ser humano? Obvio que no y ahí viene el punto: ¿De quién es la culpa entonces? Si vamos a buscar un culpable, indiscutiblemente aparecen las Farc. Todos hemos sido testigos de las condiciones absurdas en las que tienen a los secuestrados, donde lo más cómodo que le vemos a los secuestrados es un lazo en el cuello en vez de una cadena. Condiciones infames ¿Cómo no quieren que alguien quede rayado después de que le hacen algo así?

Claro, aparecen los que dicen que la culpa es del Ejército. Que lo dejaron solo, y que lo uno y lo otro. Pero no. El ex soldado recibió tratamiento y fue pensionado por incapacidad para realizar actividades militares. Es decir, sí recibió acompañamiento, a pesar de que fuentes del Ejército aseguran que nunca pudo completar los tratamientos a los que fue sometido. Vuelve y juega entonces, la culpa es de las Farc.

El soldado Domínguez, con la mirada perdida en los recuerdos, dijo alguna vez: "No es justo que jueguen con la dignidad de las personas. Las Farc definitivamente no tienen corazón ni lo van a tener". No sé si ustedes se han dado cuenta, pero cuando un ex secuestrado habla hay un sentimiento melancólico, una sensación de lo duro que debe ser su vida a punta de recuerdos atormentando la cabeza.

Aún quedan 18 soldados y policías en manos de la guerrilla. Tienen que ser liberados sí o sí. Ojalá por voluntad propia de sus captores, pero si las circunstancias y las condiciones lo permiten, pues que las Fuerzas Armadas los liberen, asumiendo el riesgo que conlleva un rescate. No podemos permitir que a tantos colombianos les cambie la vida, con absurdos como los que comete la guerrilla. Cómo nos cambia la vida, William Domínguez ayer era un simple soldado, y hoy, por culpa de un vil secuestro, es un muerto más que Colombia solo llorará por dos días.