Histórico

Condenados: el mal momento de Atom Egoyan

26 de septiembre de 2013

Hace ya rato que el director canadiense Atom Egoyam perdió el rumbo que tuvo su cine, el mismo que en los años noventa y comienzos del nuevo siglo le abrió espacio en festivales como Cannes en donde logró premios y reconocimientos importantes. Sus últimos filmes no logran superar una frontera gris de medianía, una sensación que se repite en el caso de Condenados, la película vista ayer en competencia en la edición 61 del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Los primeros quince minutos de la obra alcanzan a entusiasmar y dejan en el espectador la sensación de estar viendo imágenes propias del mundo de Egoyam, con una cámara que crea un clima cargado de tensión y de oscuros presagios, justamente la vía por la que el canadiense compuso sus mejores películas. Pasados esos momentos de entusiasmo, el filme decae y se convierte en una especie de thriller al revés, en donde luego de la captura de los presuntos asesinos de tres niños, el director se dedica a llenar de dudas la investigación y a crear sospechas sobre los verdaderos responsables de un crimen tan pavoroso. El anuncio de que Condenados se basa en un hecho real no excusa la obligación del director de construir una historia sólida y fijar una posición en cuanto al manejo del material argumental escogido.

Para completar el día insatisfactorio de la programación se vio la película serbia Para quienes no pueden contar un cuento de  Jasmila Zbanic, una directora de la que acá se guarda el recuerdo muy grato de su obra Grbavica , ganadora del Oso de Oro del festival de  Berlín en el año 2006 . La realizadora regresa al tema de las heridas imposibles de cicatrizar de la guerra en los Balcanes, con un personaje de una mujer que viaja como turista desde Australia y encuentra  los rastros del horror vivido en Visegrado y de las mujeres que allí fueron violadas y asesinadas.

Las muy plausibles buenas intenciones de Zbanic se estrellan contra las flaquezas de un guion que no consigue darle cuerpo suficiente al personaje para volverlo interesante y a través de su evolución obtener los intensos propósitos dramáticos perseguidos. Quedan apenas los planos muy hermosos de un invierno que parece recordar lo peor y lo más trágico de aquellos años y un sentido final de reencuentro y celebración de la vida que cae también en el vacío.

Cuando está a punto de cerrarse el pase de las películas en la competencia del festival donostiarra y quedan dudas acerca de la calidad de algunos de los títulos incluidos, vale la pena repetir la observación acerca del sentimiento general de frustración con que hoy se sale de los festivales. Tal vez hay demasiados en el mundo y se hace muy poco cine de calidad, así que el de  buen nivel queda muy repartido, con trozos que no alcanzan a dejar una sensación de plenitud.

Ya gran parte de la gente de industria abandonó la ciudad, una vez terminado el apartado de Cine en Construcción, la sección que más importa para el cine latinoamericano por un premio que garantiza la finalización de la película. La ganadora fue La salada de Argentina dirigida Por Juan Martín Hsu, la que seguramente figurará en uno de los festivales mayores de comienzos del 2014.

Este jueves en la tarde llega Hugh Jackman, el actor la serie X-men, quien recibirá el premio Donosita y será el encargado de animar las horas finales del festival, un premio que luce un tanto prematuro para un actor que no llega a los cincuenta años y que acá se verá en la película Prisioneros de Denis Villeneuve.