CONTRALORA RENUENTE, VERDAD DIFUMINADA
La contralora General de la República, Sandra Morelli, no asistió al interrogatorio para la cual estaba citada ayer en la Fiscalía. Dijo que la boleta de citación no le llegó a tiempo. Había aducido antes, también, que en la Fiscalía no tiene garantías. Y puede ser verdad: ella ha acusado al fiscal general, Eduardo Montealegre, de graves conflictos de interés, asunto que, por supuesto, ni se ha aclarado ni seguramente se aclarará nunca.
Porque la verdad no es virtud de nuestra institucionalidad. La propia contralora ha sido denunciada de derroches sin fin, de contratos más que cuestionables, de dilapidar el dinero público que ella es la encargada de proteger y recuperar. Nada de eso.
Lo peor de todo es que en los próximos meses es posible que estemos añorando a la contralora Morelli: no es sino mirar bien la terna de candidatos para reemplazarla.