Histórico

Copacabana enciende la llama

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15 de julio de 2008

Cada pueblo tiene algo de lo cual se siente orgulloso y así como Medellín chicanea con su metro o Sabaneta con sus Fiestas del Plátano, Copacabana saca pecho con la llama olímpica.

Esta tradición nació en la localidad del norte hace 61 años y, por lo visto ayer, aún sigue más viva que nunca, continúa entusiasmando a su gente igual que en los primeros años, cuando el deportista Eliseo Montoya "Eliécer" arrancó con ella desde Bello y entró triunfante al pueblo.

Fue en 1947, en protesta porque debido a la Segunda Guerra Mundial se cancelaron los Juegos Olímpicos. Y pese a los años, la llama sigue encendida.

Ayer, precisamente, 45 atletas de este municipio partieron hacia Venezuela, al estado de San Antonio del Táchira, desde donde se devolverán en un recorrido de 600 kilómetros a pie con arribo programado para el sábado en la noche, en plenas Fiestas de la Juventud y el Deporte, que arrancan mañana y culminan el domingo 20 de julio.

¡Y claro! En el pueblo había júbilo. Mucha gente se congregó en el parque para rendirles un aplauso y desearles buena suerte a esos quijotes que, durante tres días, desafiarán el clima, las alturas, los descensos, el sol y hasta la lluvia, si los coge, para llegar con la llama encendida a Copacabana.

"Tengo 64 años y siempre participo, hemos recorrido Antioquia y el país trayendo la llama desde distintas ciudades y pueblos", apuntó Jesús Torres, "Chucho".

A mil pulsaciones
Pero no se crea que "Chucho" es el más viejo. En la delegación hay atletas de todas las edades. Uno muy veterano que se llama Alcides Morales, de 66 años, y que dice sentirse como de 15, y otro muy joven, Felipe Vásquez, de 22 años y que hace los recorridos desde los 17.

"Estoy muy emocionado, esta vez será el recorrido más largo", dijo.

Willy Macías, de 26 años, contó que está trayendo la llama desde hace 15 años, pero que nunca pierde la emoción, "somos un grupo de amigos y hermanos y nos respetamos mucho".

Róbinson Rivera, coordinador de Deportes, reconoció que el recorrido de este año será el más largo que le ha tocado, "son como 600 kilómetros, 66 horas, pero es simbólico de la hermandad".

Así lo quiso el alcalde, Diego Echeverri, a quien algunos le preguntan que por qué le invierte más de 30 millones a un evento de estos habiendo tantas necesidades y él responde: "esa tradición está hace 61 años, si la suspendo me linchan".

Añade que quiso que la llama partiera de Venezuela porque quiere promover la hermandad con este país, contribuir a "la amistad y la integración entre estos dos estados que han tenido tanto conflicto, si Juanes llevó música para unirnos, ¿por qué nosotros no podemos llevar deporte?", se preguntó.

En el municipio hay ansiedad por el regreso de los deportistas. Y ellos están vibrando de emoción por la gesta que emprendieron. En Copacabana los hacen sentir como héroes, como mensajeros de paz.

Por eso ni la edad les apaga la llama. Y los corazones les laten como a mil pulsaciones por minuto.