Cristian no aparece
ni en sueños
Si Dios les mandó una señal a través de los sueños para saber dónde encontrar a Cristian, nadie de la familia la ha visto porque desde el domingo ninguno ha dormido.
La tía Rocío descubrió esta semana que para estar despierta y pasar seis noches en vela, no necesitaba varias dosis de tinto sino una sobredosis de angustia.
"Nada que aparece, nada que llega, nada que...", narra la tía Emilse que ya no sale del cuarto del sobrino sin los ojos encharcados ni un nudo en la garganta.
Roberto Caro, el padre de Cristian, es el socorrista del día y de la noche. No ha dejado de caminar, escalar, observar, suspirar y buscar al hijo que se le perdió en las montañas y que puede estar en la copa de un árbol, en lo profundo de las quebradas o en lo oscuro de las cuevas y no desistirá, como lo harán los bomberos mañana, si no aparece.
"Si el muchacho anduvo por acá, ya no está ni vivo ni muerto, ya los gallinazos hubieran avisado", dijo el subcomandante del Cuerpo de Bomberos de Envigado, Juan Carlos Caicedo.
Entre bosques y precipicios, por los límites de Caldas, El Retiro y Sabaneta ya cruzaron Quenay y Nieves, las perras labradoras que se perdieron las galletas, las felicitaciones y el juego de su entrenador, Alexánder Álvarez, si hallaban alguna pista que diera con el paradero de Cristian.
Los bomberos sugieren cambiar la estrategia de búsqueda. En vez de seguir en el monte comenzar en hospitales, anfiteatros, parques, esquinas y callejones de la ciudad.
"El terremoto de Haití dejó una lección sobre la capacidad de supervivencia que tiene el hombre", dice el investigador forense Germán Antía, al referirse a la cantidad de días que sobrevivieron tantas personas debajo de los escombros.
De igual manera, supone que Cristian esté deambulando por ahí, tal vez inconsciente por alguna lesión pero con vida.
Y si está muerto, asegura que sería difícil que las aves carroñeras estuvieran dando vueltas por ahí, porque los gases que emanaría el cuerpo en descomposición, a diferencia de un campo abierto, serían tapados por la frondosa vegetación que tiene el sector.
A la Fiscalía de Envigado ya llegó el denuncio de la desaparición de Cristian Gerald Caro Toro. Lo puso Catalina, la hermana, para que al caso se unieran también los investigadores judiciales.
Las tías, aún no han visitado la morgue. De estar allá, lo reconocerían inmediatamente. Tiene su apellido escrito en el pie, un dibujo de duende en el brazo y el tatuaje de la mujer que llama todos los días desesperada desde España, su madre.