Histórico

¡Bienvenidos al circo!

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03 de junio de 2008

Tres largas temporadas exitosas en Bogotá respaldan los ocho años de trabajo de la compañía de circo contemporáneo La Gata, impulsando estas artes en Colombia, lo cual se reúne en Déjà Vu, su primera obra de gran formato.
 
Han iniciado desde cero, pues en el 2000, el género del circo contemporáneo era casi desconocido en Colombia, y no existían compañías en el país que se dedicaran a ello.
 
Por eso, Felipe Ortiz, dedicado al arte Clown, junto a artistas de diferentes disciplinas, decidieron crear un campo de experimentación artística denominado La Gata.
 
Con el tiempo, la idea se transformó en la primera compañía independiente de circo contemporáneo en Colombia, compuesta por artistas con diferentes perspectivas y áreas de acción. 
 
Allí, ellos se dedican a investigar las posibilidades del movimiento, entrando, casi de manera empírica en el colorido, espectacular y majestuoso arte del circo contemporáneo.
 
La referencia más conocida de este nuevo género escénico, es el "Circo del Sol", donde se combinan elementos del tradicional circo, con el teatro y la danza, mezclando el arte dramático con ideas circenses.
 
"En el circo contemporáneo, como no suele suceder en otros géneros, el éxito está en la interacción de artistas de diferentes áreas, aportando sus conocimientos, generando un campo experimental para transdisciplinar de creación artística", asegura Felipe Ortiz.
 
Es un circo sin los osos, tigres de bengala o los caballos, pero donde la acrobacia se mezcla con elementos "clowns" o payasos, al igual que con la danza y los malavares.
 
"Es un espectáculo abierto a todo aquel que desee dejarse maravillar", comenta Ortiz, quien, mientras se preparaba para elaborar el primer espectáculo de gran formato de La Gata, supo generar una diversidad de shows, montajes y espectáculos para ser presentados en diferentes espacios.
 
La Gata trabaja talleres en todas las áreas que requiere el circo contemporáneo, como las técnicas aéreas, con el fin de que el género crezca en Colombia. También trabajamos espectáculos para lanzamientos de productos y empresas. Y en otra área, show de improvisación con uno o dos actores, para lugares pequeños", precisa Felipe Ortiz. 
 
Esta experiencia artística, producto de la exploración y la investigación, dan lugar a Déjà Vu, que sólo satisfacciones les ha traído a los fundadores de la compañía.
 
Según Ortiz, "Luego de las tres temporadas en Bogotá, fuimos invitados al Festival Iberoamericano de Bogotá, donde habían más de ocho compañías internacionales de circo contemporáneo invitadas, y pese a esa fuerte competencia, en las funciones que realizamos tuvimos boletería agotada".
 
Mezcla de géneros 
Déjà-vu es una experiencia de movimiento que recurre al clown, la acrobacia, los malabares, las técnicas aéreas, el teatro y la danza, para generar la sensación que nace del recuerdo, desdibujando la frontera entre lo real y lo fantástico. 
 
El escenario es una vieja bodega de un teatro, donde dos trabajadores husmean entre la utilería recogida a lo largo de años y años de historias contadas, ahora olvidadas bajo el polvo del tiempo. 
 
De repente, mágicos acontecimientos empiezan a suceder, porque entre el desorden, los objetos de viejas obras de teatro cobran vida para entrelazar las historias que alguna vez contaron, con momentos llenos de incertidumbre. No se sabe si lo que sucede en escena es real o un simple Déjà Vu.
 
"Allí una antigua historia de amor se mezcla con un bicho que surge de una obra infantil, y entre muchos otros objetos que cobraron vida desarrollan la obra durante 80 minutos, molestando a los utileros, generando algunas partes cómicas", comenta Ortiz.
 
Para este montaje, se requirió de cuatro años de intenso trabajo en la parte técnica en cada una de las disciplinas que integran el Circo Contemporáneo, más un año en la obra en sí.
 
Son once artistas en escena, más un equipo detrás de bambalinas, que se encargan del montaje, la música y la seguridad de los artistas, pues algunos de ellos volarán por el escenario.
 
El éxito local les ha valido contar con varias invitaciones a festivales internacionales, las cuales, hasta ahora, no han podido cumplir por la falta de patrocinadores.
 
"Somos un grupo grande para viajar, y se necesitan patrocinadores para poder ir, mostrar nuestra propuesta y a la vez aprender. Tenemos invitaciones este año para Europa y Asia, y estamos trabajando para poder hacer la gira".
 
Los miembros de La Gata tienen como meta, a mediano plazo, crear una verdadera escuela de circo, no sólo para otros artistas, también para el público en general que deseen conocer más de este arte interdisciplinario.
 
Para ello, la disciplina es indispensable, con trabajo diario, mínimo cuatro horas, de trabajo acrobático, mientras que las tardes son dedicadas al trabajo individual.