Histórico

¿De dónde vienen las balas en Medellín?

DETRÁS DE LOS homicidios en la ciudad se esconde toda una telaraña de pugnas y vendettas por el poder de las rutas del narcotráfico y el control de las casas de vicio. ¿Alias "Sebastián" y "Valenciano" son los únicos?

01 de mayo de 2010

Al medio día del lunes 6 de abril, Tiberio Durango Calle se escabullía despavorido por entre los carros que a esa hora atascaban el centro de Barranquilla.

A los ojos de un gentío y seguramente presintiendo que lo iban a matar, este hombre de 33 años, nacido en Bogotá, recibió un disparo que le traspasó la pierna izquierda.

Dos sicarios, provistos de una pistola Prieto Beretta con silenciador y una mira telescópica, siguieron a Durango Calle hasta un bulevar. Delante de un vendedor de chance, justo sobre el andén de la carrera 46 con calle 85, le descargaron siete disparos.

Nadie imaginó que semejante persecución cinematográfica tendría sus raíces a 677 kilómetros de distancia, en la ciudad donde todo había comenzado: Medellín.

Al parecer, a Tiberio le siguieron los pasos desde Cartagena, donde una semana antes había sido capturado. A falta de una orden de captura, respiró la libertad.

El homicidio de Tiberio es uno de tantos que las autoridades adjudican a las pugnas internas en "La Oficina", por quedarse con una renta de 10.000 millones de pesos mensuales que se cree deja el microtráfico de estupefacientes.

Según la Policía, Tiberio hacía parte de uno de los anillos de seguridad de Maximiliano Bonilla Orozco, más conocido como "Valenciano" o "El Jugador", por quien el Departamento de Estado de los Estados Unidos hoy ofrece cinco millones de dólares.

En dicha estructura y un renglón más abajo aparece Carlos Esneider Quintero Galvis, alias "El Gomelo". Las autoridades lo catalogan como un joven que, luego de escalar rampante en el mundo del sicariato como integrante de "Los Mondongueros", terminó sirviendo de ficha para expandir las rutas del narcotráfico hacia Córdoba y el Atlántico y más adelante hacia Norte y Centroamérica.

Hasta el momento y tal como lo reafirma el coronel Luis Eduardo Martínez Guzmán, comandante de la Policía Metropolitana, se había dicho que la guerra mediante la cual se explica buena parte de los 2.190 homicidios que se cometieron el año pasado en Medellín, era propiciada por dos enemigos visibles: "Valenciano" y "Sebastián".

A éste último lo identifican como Ericson Vargas Cardona, sobre quien hoy no pesa ninguna orden de captura vigente. Igual sucede con su hermano Frank Vargas Cardona. Hasta ahí llega la cúpula del organigrama que se conocía.

Sin embargo, funcionarios de Inteligencia en Bogotá han revelado que "Sebastián" o "Sandra", como lo suelen nombrar en llamadas telefónicas interceptadas, también tiene alguien al que le rinde cuentas.

Se trata de un hombre de vieja guardia al que siempre han conocido en Medellín como el "Señor de la M". Líderes de "La Oficina" hoy tras las rejas y de la peligrosidad de José Leonardo Muñoz Martínez, alias "Douglas" (también del ala de "Sebastián"), han tenido al "Señor de la M" como uno de sus jefes.

Debajo en línea piramidal aparece, entonces, alias "Sebastián", quien se encarga del control militar y de combos como "La Oficina del Doce", "Los Chatas" y "Pachelly", entre otros.

A su lado emerge Félix Alberto Isaza o "Beto", un sucesor que asumió las rutas del narcotráfico, en lo que el coronel Martínez ha denominado una "empresa criminal".

Pero investigadores judiciales afirman que un tercer capo habría entrado en el triángulo. Se trata de Henry de Jesús López, alias "Mi Sangre" o "Carlos Mario" (ver recuadro sobre el pasado de alias 'Mi Sangre'), un desmovilizado del Bloque Centauros de las Auc, que depuso las armas en diciembre de 2005.

Anteriormente, "Mi Sangre" era relacionado con poderosas bandas como "Los Urabeños" y hasta con carteles de la droga del Valle del Cauca.

"La influencia de 'Mi Sangre' en Medellín no ha sido dimensionada", dice la fuente. Se dice que este hombre entró a la ciudad con la aquiescencia del "Señor de la M" y que fue a través de él que se consiguió coordinar, en febrero de este año, una tregua tan difusa como cuestionada entre "Valenciano" y "Sebastián".

Lo anterior coincide con versiones de analistas que consideran que no sólo entre "Valenciano" y "Sebastián" estaría la puja. "Donde hay en juego tanto dinero y donde nadie puede ceder un milímetro de poder, porque pierde, uno sí se pregunta si hay más gente con intereses asumidos", dice alguien cercano a las investigaciones.

Es preciso recordar que a partir del 20 de febrero de 2009, fecha en la que en Medellín fueron asesinadas 11 personas, entre ellas seis jefes de combos, comenzaron a ser más visibles los fusiles en las laderas.

"¿Por qué utilizar fusiles si con esa misma plata se pueden comprar cinco pistolas?", se preguntó en su momento un funcionario. La primera respuesta es "poder". La segunda, la entrada de nuevos capos en ese temido panorama delincuencial.