De los abuelos se hereda la longevidad
LA LONGEVIDAD NO solo la dan los genes y el medio ambiente sino que provendría también de los abuelos mediante unas marcas específicas que no modifican los genes en sí. Un paso más hacia la comprensión de la duración del ciclo vital.
La receta es sugestiva: arenques, ni un cigarro y poco alcohol. Así fue como, cree, llegó a los 115 años.
Esta dama holandesa, fallecida ya, puesta de ejemplo en el Congreso Internacional de Genética Humana tiene con seguridad varios secretos en su ADN, además de su disciplina, que podrían explicar tantos años de vida.
Con seguridad poseía variantes genéticas que predisponen contra males como el Alzheimer o enfermedades del corazón, según el genetista Henne Holstege.
Por alguna razón desconocida, Hendrikje van Andel-Schipper, como se llamaba, estaba protegida contra los devastadores efectos de la edad.
Al tiempo que se exponía su caso, científicos presentaron en la revista Nature un hallazgo inesperado: aunque la vida larga puede ser heredada, está en los genes, también puede heredarse por factores no genéticos.
Los nietos de unos conocidos nemátodos vivían cinco a seis días más que lo usual, aún cuando no portaban las mutaciones genéticas que provocaron la longevidad de sus abuelos.
Su longevidad puede deberse a marcas epigenéticas heredadas, señales químicas en su ADN o proteínas asociadas llamadas histones, que modifican la actividad de los genes sin cambiar los genes en sí, reportaron los investigadores de las Universidades de Harvard y Stanford.
Es el primer estudio que demuestra que la larga vida puede ser transmitida de generación en generación por medio de esas señales químicas y no por variaciones del ADN.
Estudios previos habían sugerido esa posibilidad, pero no la habían demostrado.
Saber que la epigenética puede impactar la complejidad de la duración de la vida incentiva la curiosidad de los investigadores por conocer si otras clases de características como la susceptibilidad a enfermedades, el metabolismo y los patrones del desarrollo, pueden ser heredados de esa manera.
También, según un artículo en Scientific American , el estudio genera cierta excitación dado que los genes que codifican por la longevidad en el gusano estudiado, se encuentran en los humanos.
El estudio se hizo con el Caenorhabditis elegans , un nemátodo que ha servido durante tres décadas como modelo para estudios de esta naturaleza.
Para Anne Brunet, una de las investigadoras citada por The Scientist , "es bien sabido que el envejecimiento es regulado por los genes que heredamos de nuestros padres, pero también por el medio ambiente. Quizás es regulado asimismo por lo que nuestros padres y abuelos hicieron durante su vida".
El efecto de longevidad observado terminó en la cuarta generación.
Fuera de los arenques y las otras prácticas de la señora Hendrikje, su largo ciclo vital pudo deberse la vida de sus abuelos.