Histórico

Pekín comenzó la cuenta regresiva

03 de agosto de 2008

La cuenta regresiva oficial en el reloj instalado en la Plaza de Tiananmen marcó este domingo (lunes en Pekín) "Faltan cuatro días". Más de 40 millones de flores le dan un toque colorido a buena parte de la ciudad, incluso al gris habitual en los terraplenes de las autopistas.

Y durante varios días, un cielo azul ha sustituido el característico esmog, en un buen augurio para los Juegos Olímpicos que comienzan el próximo viernes.

El día que China ha esperado largamente, esa jornada que marcará su debut como sede olímpica, es el viernes, cuando se realiza la ceremonia de inauguración de los juegos, en el espectacular Estadio Nacional, conocido como el "Nido del Pájaro", y que tiene capacidad para 91.000 espectadores.

"Espero que el cielo permanezca así de azul, durante la inauguración y después de los Juegos Olímpicos", dijo Zhang Shuang, oficinista de 25 años. "Esto dará a los extranjeros una buena impresión de la ciudad y dejará un legado a los ciudadanos de Pekín".

Aunque el clima es caliente y húmedo, el entusiasmo en la ciudad es notorio, tras varios días de un aire más limpio, que ha sustituido la cortina de contaminantes que suele limitar la visibilidad en la capital china.

"Es mucho mejor de lo que yo esperaba. No hay nada de suciedad en el aire", dijo Paul Lewis, editor deportivo del Herald de Auckland, Nueva Zelanda, en la edición dominical del rotativo. "Hay un poco de bruma en el aire, que me recuerda los juegos de Los Angeles en 1984, pero no es tan grave como lo que había leído".

Incluso si persisten las condiciones meteorológicas favorables, hay otros asuntos que podrían desviar la atención de lo deportivo en un santiamén. Entre esos temas figuran el Tíbet, el terrorismo y la censura en internet.

Y desde febrero, el país ha sido afectado por un problema tras otro. Los disturbios mortíferos en el Tíbet provocaron caos y protestas durante el recorrido internacional de la antorcha olímpica, numerosos chinos respondieron con sus propias protestas.

En mayo, casi 70.000 personas fallecieron por un terremoto en Sichuan, lo que generó muestras mundiales de solidaridad. Además, están las críticas a las políticas chinas sobre el Tíbet, los derechos humanos y la región sudanesa de Darfur.

En un problema un tanto menor, un alga proliferó en la sede de la vela olímpica, a consecuencia de la contaminación en el agua.

Los juegos están a punto de comenzar, y nadie sabe cómo terminarán. Podrían ser un escaparate excepcional para el desarrollo económico de la China del siglo XXI o podrían ser empañados por protestas, represión policial y por el disgusto de los ciudadanos chinos ante las eventuales críticas de los numerosos visitantes.

En el aspecto deportivo no habría tantas dudas. La mayoría considera que los juegos dejarán claro el poderío de China, que podría ganar más de 40 preseas de oro y superar a Estados Unidos en el medallero.

A partir del viernes, comenzarán a despejarse muchas de estas interrogantes.