Derviches giróvagos, una mirada a los sufi
La danza sufi es patrimonio inmaterial de la humanidad y se verá esta noche en el teatro Pablo Tobón Uribe.
Vienen desde Konia (Turquía) Y vienen a presentar la semâ, una ceremonia con una tradición de más de 800 años de antigüedad y que es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad para la Unesco.
Es la manifestación central de una de las órdenes místico-religiosas más antiguas que sobreviven en el mundo: los Meleví. Y ahí donde algunos verán un baile, lo que hay, explica Gustavo Martínez de la Fundación Mevlana, es una expresión fundamental de la escuela sufista fundada por Jalal al-Din Muhammad Rumi. El sufismo es el aspecto místico del islam.
La semâ es, entonces, una meditación en movimiento y representa el viaje espiritual hacia la madurez, es elevar la mente al cielo para abandonar el ego y regresar como una persona madura a la tierra.
"El girador, causa que su mente -al unísono con el cielo- participe en los giros de la existencia. La semâ es el girar del ser humano hacia la verdad, elevando su mente y abandonando su ego, convirtiéndose así en una persona madura", explican desde la Fundación Mevlana, que en asocio con la Embajada de Turquía trajeron esta muestra cultural a Bogotá (dónde se presentaron anoche), Zipaquirá, Bucaramanga y Medellín.
Y en esa "danza", con seis derviches, como se conoce a aquel que medita dando giros, y siete músicos con flautas, kamanché y tambores, lo que hay, explica Martínez, es un interés por el bienestar, por el equilibrio y por el amor.
"La idea es que se conozca la ceremonia. Es un ritual que limpia los lugares, también", agrega.