Desafíos tecnológicos fortalecen a Tronex
Atada a la historia de Codiscos, esta compañía ha aprovechado cada amenaza para reinventarse y ganar.
Hace cuatro décadas, cuando el auge del casete supuso un peligro para la industria discográfica y la producción de discos de vinilo, los dueños de la casa Codiscos, en Medellín, entendieron que a esa tecnología portátil había que ponerle energía para que funcionara.
Así condensa hoy, Jaime Andrés Moreno Betancur, gerente del Grupo Tronex, el surgimiento de la que se considera la única planta productora de pilas de Latinoamérica, fundada luego de la Segunda Guerra Mundial, que se mantiene en operación.
Aunque en el medio regional la marca está relacionada con la fabricación de pilas para juguetes, radios, control remoto o linternas, la empresa maneja en la actualidad el portafolio más amplio de baterías, bien sea por que las produce o porque tiene la representación de multinacionales, líderes en el suministro de energía almacenada.
“Tronex es una empresa dedicada a almacenar y manejar todo lo que son recursos energéticos, ya no es la compañía de pilas tradicional y ha diversificado en muchas líneas y se ha concentrado en la generación y control de la energía almacenada”, enfatiza Moreno, quien llegó a la compañía hace 10 años.
En su modelo de negocio, Tronex se mantiene fiel al concepto de atender el mercado de barrio tienda a tienda, en lo que considera un estilo propio, lo que a su vez la caracteriza como una de las pocas compañía del mundo que todavía vende energía almacenada, de forma directa.
Adicionalmente, tiene un canal mayorista para atender a las grandes superficies, así como una línea industrial que le permite ser proveedor de firmas de telecomunicaciones, centros de energía, de energía solar y hasta vender baterías para submarinos, si fuera necesario, cosa que hasta ahora no ha logrado hacer.
Los cambios del proceso
Mauricio Gallo, el supervisor de la planta de producción de pilas, destaca la evolución que ha tenido el proceso de fabricación de pilas. “En tecnología hemos alcanzado un nivel superior, porque en los setenta, tengo que decirlo, se trabajaba con las uñas”.
El complejo, ubicado en el Suroccidente de Medellín a un costado de la cabecera principal del aeropuerto Olaya Herrera y en lo que antes era una finca del sector El Rodeo, ocupaba en sus inicios un área mayor, pero con la modernización el espacio se ha reducido y algunas de las zonas que se han liberado son empleadas en el desarrollo de cultivos acuapónicos de lechugas, hierbas aromáticas y otros vegetales y verduras.
“Cuando arrancamos, utilizábamos engrudo en uno de los procesos en el que se manejaba una mezcla química y el carbón, pues no teníamos papel electrolítico. Además, el carbón, el corazón de la pila, era poroso y teníamos que bañarlo en parafina para hacerlo más consistente”, comenta Gallo, quien con voz agradecida resalta la evolución y mejoramiento que ha tenido la actividad y en especial las materias primas, en los últimos 35 años.
La planta genera empleo para 500 personas, buena parte de ellas madres cabeza de familia, con lo que los dueños realizan un aporte social para la ciudad.
Innovación constante
Natalia Álvarez Uribe, jefe de Servicios de Tronex, sostiene que aunque el nacimiento de la empresa se remonta a 1972, el trabajo en tecnología e innovación data desde hace mucho más tiempo.
“Es de las firmas que más se ha reinventado, porque todo lo que ha sido una amenaza lo ha convertido en valor. Es una empresa visionaria e innovadora que ha asumido todos los riesgos y las crisis para reinventarse, pues no solo la ataca la competencia desleal o el contrabando”, dice.
Buena parte de esa reinvención comenzó en 2003, cuando se impulsó el negocio de baterías industriales y las alianzas con grandes jugadores, con lo que se han sorteado muchos riesgos y momentos de crisis.
Ese contacto con los expertos internacionales le ha permitido mantenerse actualizada y ser el centro de constantes visitas de especialistas en el negocio de baterías, las más recientes llegadas de Italia y Turquía.
“En una visita a Italia, una empresa de ese país trataba de resolver un problema en una mina de diamantes en África, entonces por nuestra experiencia sugerimos la instalación de una fábrica local de transformadores y aunque en principio no nos creyeron, finalmente fue la solución que adoptaron y ese tipo de cosas nos han dado credibilidad y reconocimiento afuera”, menciona como una anécdota el gerente de Tronex.
“La innovación también nos sirve para paliar la idea que existe de que la de las pilas es una industria contaminante y afecta el medio ambiente. Queremos decirle al mundo que podría ser que nuestros productos contaminan, pero lo estamos mitigando y ahora nuestra ambición es que queremos llegar a producir pilas que no contaminen”, asegura Moreno.
Expansión internacional
En el mercado nacional de pilas, Tronex compite con las grandes multinacionales como Energizer, Varta, Duracell, Eveready, Panasonic y adicionalmente con el contrabando.
A pesar de ser la única marca local, luego del cierre de la planta de Varta en 2011, Tronex es consciente de que le falta profundizar en la mitad del territorio nacional.
En ese escenario, la oferta de servicios de ingeniería, diseño y soporte es fundamental tanto en Colombia como en el exterior y se convierte en punta de lanza para mantenerse vigente.
“Ya hemos avanzado algo en Honduras, Guatemala, Panamá, Chile, Perú y Ecuador. También hemos vendido pilas, no en los volúmenes que consideramos a los que podemos llegar, pero si hay una continuidad en los despachos. Es decir que no solo vendemos un producto, también ofrecemos servicios”, señala Álvarez.
En otro frente, se ha iniciado la investigación con energías alternativas, cómo hacerlo sosteniblemente y de fácil consecución.
Más puntos a favor
Otra de las fortalezas que exhibe la compañía tiene que ver con el establecimiento de laboratorios técnicos especializados que le brindan plena confianza tanto a los consumidores como a los proveedores y en general a todos los clientes.
En el tema de baterías e ingeniería hay que decir que es un mercado muy cerrado, dado el nivel de certificaciones que se requieren, que pasan por las condiciones de manejo de ácidos y exigentes medidas de seguridad industrial y cada que se consigue un cliente es necesario cumplir los requerimientos específicos que demanda.
Tronex asegura que sus prácticas están al nivel de cualquier país avanzado y prueba de ello es que le proporciona el 90 por ciento de las baterías que soportan la operación del Edificio Inteligente de Empresas Públicas de Medellín. “Nosotros hemos aprendido de la exigencia de las grandes empresas y nos reconocen más por los servicios especializados que por las pilas”, dicen sus directivos.
Recoger lo que otros botan
Como parte de su compromiso social y con el medio ambiente, esta empresa hace un esfuerzo por soportar su operación fabricando, vendiendo y comercializando las pilas, y recogiendo las de los demás para cumplir la cuota del Gobierno, que obliga a que por cada pila que vende, se debe recolectar un porcentaje de las baterías desechadas, así no sean de su marca, y hacer la disposición final.
“Le hemos dicho a las grandes compañías que tengan en cuenta ese compromiso, porque falta esa conciencia social y en ocasiones les tenemos que decir que les recogemos las pilas que ellos no nos compran”, expresa Moreno.
Hace poco Tronex se certificó en la norma ISO 50.001, de gestión energética, en parte porque tiene una gran área de la factoría desconectada del sistema convencional de electricidad y trabaja con energía solar y hace aprovechamientos de iluminación natural.
La firma, que por años fue identificada por un diablito, se mantiene vigente en un negocio competido, exigente y de futuro como el de la energía.