Difamadores y agitadores: terroristas de cuello blanco
Aunque las habladurías son casi que normales en la sociedad y afectan la mayoría de las actividades, en tiempos electorales se exacerban las murmuraciones. Muchos políticos y sus amigos cifran sus esperanzas en la capacidad de desprestigiar o acabar con la honra del contendor. Moldean las mentiras a su amaño para obtener beneficios personales o de grupo. Los rumores son vagos pero contienen juicios de valor que los hacen aparecer verosímiles y buscan un fin determinado, ya sea en la política, en la religión (¿Cuánto no ha sufrido la iglesia?) o en el mundo económico.
¿Supiste? ¡Increíble? pero cierto! ¿Ya te contaron? Cada persona o grupo interesado en desprestigiar, acude a un método distinto: verbal, escrito o algunos llegan a internet buscando el anonimato para poder calumniar con más tranquilidad y destruir la honra de una persona para siempre. Alguien dijo en la red: "Es posible contar una gran mentira a base de resumir pequeños trozos de verdades". Y también están aquellos que destruyen las vallas ajenas o ponen bombas al amparo de la oscuridad, unas veces como bandas anárquicas, otras cual opositores sin rostro.
Reconozco que ninguno de los políticos es santo, ni perfecto, además, cierto número de ellos tiene sus grandes pecados, pero en esta carnicería que se vive en épocas previas a elecciones, los abusos contra la honra ajena, las descalificaciones de partidos y los atentados... llegan a límites insospechados. Por ejemplo, en Bogotá ciertos personajes se van lanza en ristre con todo lo que tenga que ver con Antioquia (como sucede en las telenovelas que nos pintan como mafiosos); los paisas son ahora blanco de los ataques de politiqueros áulicos del poder. Estas cruzadas para deshonrar o denigrar de una ciudad, son similares a las campañas de difamación que usaron los nazis. Así escribió recientemente Jorge Giraldo, en El Colombiano: "? Los políticos de Cambio Radical y el Partido Liberal que decidieron montar sus campañas a la Cámara y al Senado sobre los muertos de la ciudad? Políticos carroñeros buscando votos con la explotación del miedo y del dolor de la gente humilde".
Distintas son las serias reflexiones políticas realizadas con respeto en los medios de comunicación, como las excelentes columnas de Raúl Tamayo, Alberto Velásquez, María Isabel Rueda (aunque no creo en el Tocojuan -todos contra Juan Manuel- que menciona en reciente columna), Samuel Arango, Rafael Nieto, Juan José García, etc.
Así como hay candidatos al Congreso que se apoyan en difamaciones, también existen personas emprendedoras, honestas, optimistas, trabajadores. Gente que busca civilizadamente competir sin dañar la vida y la imagen de los demás. Nuestra Patria Chica y nuestros coterráneos tenemos mucho que mostrar. Antioquia le ha aportado innumerables beneficios al país y? empleo al por mayor.