Histórico

Dragar, opción para evitar inundaciones

SON 129 POBLACIONES que vierten residuos al Magdalena. Cormagdalena solo hace dragados para mantener la navegación fluvial y expertos aseguran que el uso para contener las inundaciones es momentáneo y limitado.

30 de abril de 2011

Cientos de afluentes mueren en el río Magdalena. Desde su nacimiento, en el Páramo de las Papas, hasta su desembocadura en el mar, en Barranquilla, sus aguas transportan miles de toneladas de sedimento.

El viejo dicho de que todo lo que va a dar a una quebrada termina flotando o hundido en el Magdalena, sigue en usanza en las poblaciones cercanas al gran río.

En total son 129 municipios ribereños que están en la cuenca del Magdalena. Territorios donde no existe un claro control de los residuos sólidos ni de la erosión del suelo y donde las aguas de alcantarillado se vierten al caudal del gran río.

"Todo ese material termina en el río e impide la navegación", asegura Andrés Molina Martínez, subdirector de Desarrollo Sostenible y Navegación de la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena).

De los 1.540 kilómetros que recorren las aguas del principal río del país, aproximadamente 800 son navegables. Desde el municipio de Honda, en Tolima, hasta el Puerto de Barranquilla. Por eso, con la misión de mantener el canal navegable para las embarcaciones que transitan este trayecto, nació Cormagdalena en 1991. Su misión: dragar los puntos bajos que impiden el tránsito de los navíos. Mediante seis dragas, mecánicas e hidráulicas, cada año esta corporación autónoma regional extrae miles de toneladas de sedimento desde Barrancabermeja hasta las bocas del Magdalena.



¿Qué es un dragado?
"Es la disposición de un equipo (retroexcavadora con un planchón o la draga hidráulica) que extrae el sedimento (roca, arena, arcilla, etc.) en un canal o en un puerto para garantizar el uso seguro de la navegación", explica Manuel María Alvarado, director del Instituto de Estudios Hidráulicos y Ambientales de la Universidad del Norte de Barranquilla.

Pero ¿qué tanto sirve el sistema de dragados para controlar las crecientes y las posteriores inundaciones?

En épocas de lluvias cunde la idea de que las poblaciones ribereñas al Magdalena tienen el agua hasta el cuello porque no se draga con eficiencia los puntos críticos. Incluso el Gobierno Nacional, en días recientes, puso en entredicho el papel de Cormagdalena para mantener el canal navegable y por no cumplir un papel protagónico para contrarrestar las crecientes.

"Esa es solo la percepción que se tiene del problema. Dragar es un solución momentánea para evitar las inundaciones, porque entre más drago más sedimento cae. No tiene sentido. Hay que tratar de buscar la raíz del problema, que es la erosión y la falta de control sobre los residuos que vierten las poblaciones ribereñas", dice Molina Martínez.

Posición en la que coincide el profesor Alvarado, quien explica que en nuestro país es generalizado no darle espacio a la corriente para el tránsito de las inundaciones, y más bien se le restringe con diques pegados a las orillas que tienen por efecto el incremento del nivel de agua.

"Con una política nacional que permita el desarrollo fluvial de la corriente, estaríamos reduciendo el riesgo de las inundaciones. Esta es tal vez la mejor manera de controlarlas", dice Alvarado.

Por eso los dragados siguen centrados en mantener la navegación en los puertos marítimos y en el río Magdalena. Y a 16 años del escándalo de Dragacol, el desarrollo de este sistema sigue siendo precario, como la navegación fluvial y los controles de emergencia para resistir las crecientes.

"No se puede suspender el desarrollo del país por miedo a los escándalos y a la corrupción", dice Juan Gómez Martínez, exministro de Transporte y Obras Públicas.

"Se creó esa imagen de que todo lo que pueda sonar a dragados significa corrupción. Pero los que nosotros hacemos sí son vigilados", explica Molina Martínez, quien asegura que en 2011 Cormagdalena cuenta con un presupuesto de 80 mil millones de pesos, que destina en un 70 por ciento para dragar el Magdalena.

Las tres ventajas de la operación de sustraer miles de toneladas de sedimentos de un puerto o un río siguen estando presentes: se aprovechan los riegos para el transporte de carga y de pasajeros. A su vez se profundizan los ríos y se evitan las inundaciones.

Y por último, los residuos que son el producto del dragado, se utilizan en las orillas para contener las crecientes o como material para la construcción. "Son tres ventajas que Colombia no ha querido entender", afirma Gómez Martínez. Ventajas que esperan ser aplicadas como política de Estado y que no dependan del amaño del gobierno de turno.