Durmiendo con Alice
LOS ESTUDIOS DE sueño permiten detectar anomalías durante las horas de descanso que pueden disminuir notoriamente la energía vital.
Una cámara que cuelga de la esquina superior izquierda es la responsable de poner en la pantalla los detalles de mi noche con Alice.
No fue fácil encontrarnos. En primer lugar porque no sabía que necesitaba de ella. Luego porque para tenerla alrededor de mi cuerpo, tan solo por una noche, fue preciso pasar primero por meses de trámites ante mi EPS, más de media docena de visitas a sus oficinas y buscar a un especialista particular que pudiera prescribir con independencia.
Aunque desde varios años le he comunicado mis incertidumbres a cuanto médico general me ha examinado, apenas ahora logro avizorar una esperanza para acabar con una somnolencia intensa que sufro sin falta en las horas de vigilia.
Algunos podrán confundir este trastorno con un simple ataque de pereza. Ojalá lo fuera. Alteraciones del ritmo circadiano pueden provocar serios problemas en los sistemas cardiovascular, neurológico y metabólico.
A largo plazo, un problema tan común como roncar puede causar diabetes, fatiga crónica, apnea obstructiva del sueño, hipertensión arterial y hasta mala memoria.
Para mi caso, los problemas de sueño afectan lo que algunos llaman "calidad de vida". Asistir a una clase o conferencia sin bostezar -incluso a veces sin quedarse dormido- es todo un reto.
Muchas veces es imposible leer de forma prolongada, permanecer despierto durante una película o mientras se viaja en un vehículo. De ser un consumidor esporádico de café, en pocos meses pasé a ser a uno que ingiere hasta cuatro tazas grandes al día.
Tal vez por esto mi gran expectativa de dormir junto a Alice. De apellido 5, ésta es una máquina que detecta las anomalías del sueño.
Episodios REM
Alice 5 descansa casi a nivel del piso, en un estante que está al lado de la cama alta. Una de sus partes principales luce como una CPU. Otra más es una especie de perchero en el que un dibujo detalla las partes del cuerpo donde deben ir conectados cada uno de sus 27 diodos.
Al entrar en contacto con el cuerpo, estos transmisores recubiertos de oro obtienen información que permite detectar los problemas que pueden darse durante el sueño: bruxismo -desgaste de los dientes por presión indebida de las mandíbulas-, síndrome de pies inquietos, apnea obstructiva del sueño, ronquidos... Este dispositivo también es capaz de monitorear el ritmo cardiaco, los niveles de oxígeno en la sangre, la respiración, los impulsos neurológicos y las diferentes etapas del sueño.
Cuando es profundo, este pasará invariablemente por la etapa de movimientos oculares rápidos (rapid eye movements), mejor conocida por su sigla en inglés y tomada por una popular banda de los años 90, REM, en esta fase es cuando soñamos.
Para determinar cuando se está en esta etapa, Alice dispone de un par de diodos que se conectan cerca de los párpados. El número de minutos que una persona pase en REM es clave para determinar si está descansando como se debe durante las noches.
Cuidadores de sueños
La cámara registra todo lo que pasa en la alcoba. En una habitación contigua, Jenny López está atenta a la pantalla que condensa la información que transmite Alice 5.
Su trabajo consiste en interpretar los eventos que ocurren durante la noche: apneas, ronquidos, REM... Como en la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, ella trabaja mientras otros descansan conectados a un sinnúmero de cables delgados.
En el hospital del sueño estamos Diana María Aristizabal, una mujer con cerca de 40 años que pelea una cirugía de bypass gástrico con su EPS; María Cecilia Vélez, de 65 años, quien se siente muy cansada durante el día a pesar de dormir hasta nueve horas diarias; Ema Salazar, roncadora, se duerme en la misa; Juan de Dios Molina, un habitante de la Ceja que con sus ronquidos le impide dormir a su esposa. "Mucha gente se divorcia por esto", le recuerda ella; mi somnolencia y yo.
La EPS de Diana María le exigió la polisomnografía pues no cree necesario pagar por la intervención quirúrgica. Solo si la obesidad mórbida grado dos que ella alega padecer le impide respirar de forma adecuada -el sobrepeso es el principal factor para generar ronquidos- ellos accederían a operarla.
"Acabándome de despertar y ya estoy cansada", cuenta María Cecilia. "Algo debe pasar", concluye. Sus amigos le dicen que con sus estertores nocturnos pareciera que se fuera a morir.
Zzzzzzzzzzzz
A las 10:30 p.m. Jenny conecta la veintena de pequeños cables y me arropa. Están por todo el cuerpo: cabeza, pecho, pies, boca, ojos, dedos. Por vez primera, duermo conectado a un respirador. En caso de una apnea prolongada como la que padece María Cecilia Vélez, Alice 5 insufla oxígeno en los pulmones.
La cantidad de diodos conectados al cuerpo es abrumadora, pero tal vez por mi condición me duermo en menos de un minuto. Por poco caigo dormido antes de finalizar una prueba en la que Jenny me ordena mover los ojos para arriba y para abajo, a la derecha y a la izquierda, tal como haría durante los movimientos REM. Todo listo, todo operando.
Siete horas y media más tarde despierto plenamente. Me siento descansado, a pesar de la noche rodeado de diodos, cables y cámaras. Alice no fue tan mala compañera de cama.
Jenny me retira uno a uno los diodos mientras me informa lo que logró identificar. Soy roncador, estos ronquidos producen microdespertares y pequeñas apneas. Cuando éstas ocurren, mi ritmo cardiaco baja. La buena noticia es que del bruxismo que años atrás padecía no queda rastro.
Aun sin ver al especialista me aventuro a un autodiagnóstico: estas apneas y microdespertares no me dejan descansar lo que debería.
María Cecilia Vélez, Juan de Dios y su esposa me invitan a empezar el día con un buen café. Me excuso.
Yo espero que esta polisomnografía sea el primer paso para bajarle a esa bebida oscura.
Amanecerá y veremos.