Ejemplo para aprender y seguir
Después de arrugada, por más que se trate, una hoja de papel no volverá a su estado original.
Con el ejemplo estudiantes del colegio Theodoro Hertzl, explican las consecuencias que el acoso escolar puede traer en un niño.
De hacer visible el tema, común en la mayoría de colegios, se han encargado el profesor Never y sus alumnos de once.
El acoso reiterado o bullying , como también se le conoce, afecta de manera sicológica, social y física a los estudiantes que son objetivo de uno o varios compañeros.
En un colegio, contó Jorge, líder del proyecto, se presentó un caso tal que la niña víctima comenzó a somatizar todo el abuso al que la sometían en su institución.
Jorge, David y Federico hablan del tema como cualquier experto.
Sus investigaciones y las experiencias que han escuchado los hace hablar con propiedad del fenómeno que quieren, no se ignore en los colegios.
Ellos, junto con sus compañeros, son líderes del Proyecto antibullying Ana Frank, que ya han compartido en varias instituciones.
Su colegio, contó la rectora Nidia Londoño, es ejemplo de tolerancia y respeto a la diferencia.
En la institución de educación personalizada, comparten niños judíos, católicos, cristianos, budistas o los que no profesan ninguna religión.
"El único momento en el que se separan es el de la clase de religión", contó Londoño.
Pese a la pluriculturalidad, todos tienen un único objetivo: respetar y hacer respetar a sus compañeros.
En el bullying , contó Jorge, los observadores juegan un papel fundamental.
"El que se celebra, alienta y se burla es activo negativo y con el proyecto buscamos que todos seamos observadores positivos", agregó Jorge.
En el Theodoro, los más grandes actúan cuando ven a un compañero solo, en una esquina o en el peor de los casos llorando.
Federico, con toda la vida en el colegio, reconoció que antes de vincularse con el proyecto de la clase de ética fue un abusador.
Con apodo, calvazos y empujones le quitaba la tranquilidad a un pequeño de segundo estando él en noveno grado.
Hoy, considera que compartir su experiencia en otros colegios hace que los abusadores se identifiquen con él y puedan comprender el daño que hacen.
El acosador, explicó el profesor Never Ruiz, siempre va a encontrar un motivo cuando quiere molestar.
La forma de vestir o peinarse, las características físicas o ser el más estudioso, son motivos para los agresores.
Más que golpes, el abuso físico, por ejemplo, puede ser "cuando en descanso le roban la comida o le dañan los cuadernos" agregó el docente.
Rechazarlo para los juegos hace parte de la exclusión y el bloqueo social que también afecta emocionalmente a los niños.
En el Theodoro preocupa el fenómeno, y sus conferencias con obra de teatro incluida, las han hecho hasta con padres de familia de otros colegios.
Los padres deben estar pendientes de sus hijos, de cómo se sienten en el colegio. El carro, recomienda Jorge, es el mejor espacio para abordar a los niños.
Hasta el Theodoro, incluso, han llegado padres de víctimas a pedir cupo para sus hijos, tres de ellos que después de aceptados, hoy cuentan con buenos compañeros.
Cambiar de espacio, dijo la rectora, sí ayuda pero no es la solución.
"Frente al tema, padres, directivos y profesores nos debemos comprometer y estar alertas porque estos abusos nunca suceden frente a nosotros" concluyó.
Por lo pronto, desde el Theodoro el grupo líder está dispuesto a orientar y contar la experiencia.