Histórico

El autogol de Bavaria

25 de octubre de 2009

Nadie duda de que el alcohol es una droga muy potente con múltiples efectos en el organismo humano, de manera especial en el sistema nervioso, y que produce una adicción con devastadoras consecuencias para la persona y la sociedad.

Es bien conocido el efecto del alcohol sobre el comportamiento: Comienza con una etapa de euforia y desinhibición, sigue una fase agresiva, y puede llevar a la pérdida total de la conciencia, al "enlagunamiento", y hasta a la "rasca empelotadora", como parece haber sido el caso de Noé.

Existe una correlación directa entre el consumo y los niveles sanguíneos de alcohol, por eso es bueno conocer el contenido de alcohol de cada bebida, que se miden en Unidades Básicas de Alcohol, o UBA.

Una UBA contiene 12 centímetros cúbicos (cc) de etanol -alcohol puro- y se puede ingerir de varias maneras, todas equivalentes. Hay una UBA en un trago de aguardiente, (40 cc al 30% de alcohol), o en una onza de whisky, (30 cc al 40%), o en una copa de vino, (100 cc al 12%) o en una cerveza normal (300 cc al 4%).

Un adulto promedio que ingiera tres UBA en una hora, alcanza niveles de alcohol mayores que los permitidos por la Ley colombiana para conducir automóvil; no importa si fue por tres tragos de aguardiente, tres copas de vino o tres cervezas.

Un estudio hecho en Colombia por el Programa Presidencial Rumbos, señala que el 15% de los niños colombianos se inician en el alcohol antes de cumplir los 10 años; 6,5%, entre los 10 y los 14; y 18% entre los 15 y los 19 años.

El momento de iniciarse en el consumo de alcohol parece ser decisivo a la hora de determinar el riesgo de sufrir alcoholismo, independiente de la composición genética. Según un estudio en seis mil parejas de gemelos australianos, quienes habían tomado su primer trago entre los 12 y los 13 años corrían un riesgo mayor de caer en la adicción, que quienes lo habían probado más tarde.

Hay además una evidencia indirecta y es que los estados de EE.UU. que tienen prohibición de beber alcohol para menores de 21 años, tienen menores tasas de alcoholismo.

Por eso preocupa que la campaña "Estrellas del balón", que ofrece trocar tapas contramarcadas de cerveza Águila por balones, resulte dirigida a quienes practican más el fútbol, niños y jóvenes. Sin duda la pasión de niños y jóvenes por el fútbol y el señuelo del balón los tentará a promover el consumo de cerveza, y de paso los incitará a consumirla.

Hace años unos comerciales televisados de Cola y Pola, una mezcla de gaseosa y cerveza con 2% de alcohol, la presentaban como bebida nutritiva y mostraban niños bebiéndola como cualquier refresco. La justa indignación social logró retirar ese comercial por orden del Ministerio de Protección Social.

La campaña de los balones sorprende porque SAB Miller, propietaria de Bavaria, proclama altos estándares éticos y de responsabilidad social en virtud de los cuales se opone al consumo irresponsable del alcohol, apoya la prohibición de su venta a menores y las leyes de control de alcoholemia para conductores de vehículos. El principio de que el consumo de alcohol es para adultos y debe ser un asunto de juicio y responsabilidad social es uno de los pilares de su estrategia de responsabilidad social.

Pero al ligar el consumo de su cerveza Águila con la pasión de niños y jóvenes por el deporte, Bavaria y SAB Miller están borrando con el codo lo que hacen con la mano; dicho en términos futbolísticos, se están metiendo un autogol.