EL AZAR TIENE MAGO PROPIO
El único colombiano de 85 años cumplidos que puede decir que en 1951 fue amigo y linotipista de García Márquez y sigue vivito, coleando y trabajando, es Guillermo el "Mago" Dávila. Le ha rendido al caballero de la eterna sonrisa y la blanca barba.
Con Gabriel, como le dice al Nobel sin que se le oiga raro, hace 63 años, en septiembre, editaron en Cartagena el periódico más enano del mundo, Comprimido, (22 cms. de alto por 14 cms. de ancho, sin márgenes). El Nobel lo dirigía, Dávila lo gerenciaba. Circuló seis números.
En 2013 estuvo en Medellín apagándole a su nanocadapuedario 62 velitas. Este año apagó las 63 en su refugio bogotano.
Bumangués pacífico, optimista de ley, enemigo íntimo de la tristeza y de la pereza, esposo de doña Lydda Forero, quien se "fue a la morada celestial", es taita de cinco hijos y abuelo de trece nietos. Adoptó el 13 como número de suerte.
El "Mago" mantiene relaciones incestuosas con el azar. Como tal promueve juegos "azarosos", lee la palma de la mano, adivina el futuro y encima el pasado. Ha vendido lotería y chance.
Mormón, tiene los ojos del Corazón de Jesús cuando estaba chiquito. Como el rector de Eafit, Juan Luis Mejía.
Sobrevivió a dos accidentes de aviación y a uno de ferrocarril; a caídas por las escaleras, atracos, diverticulitis, bohemia, "mujeres bravas y maridos incomprensivos".
El Salmo 91, su mantra, es culpable de tantas supervivencias. Para ayudarle al Salmo vive debajo de un sombrero.
Su prolífica hoja debida nos cuenta que fue certero pronosticador hípico, jefe de relaciones públicas y asesor de ministros, brujos e indios amazónicos. Edita la revista El Congreso.
Figura en "Selecciones de Sucesos", una antología de grandes cronistas hecha por Rogelio Echavarría (editorial Universidad de Antioquia). En el libro, García Márquez habla de muertes. El "Mago", de caballos.
Se niega a pasar de la edad de la pasión a la de la pensión. Lo llaman para hacer algo y está cogiendo una gotera.
Fue galardonado con la orden de "Caballero del turf". Si los caballos no existieran el "Mago" los habría sacado del sombrero. Los equinos han sido su "modus vivendi y comiendi".
Pero entre todos sus destinos privilegia el de linotipista-periodista. De su primer oficio recuerda que "la linotipia convertía las ideas en plomo".
Siempre en noviembre, en el Cementerio Central de Bogotá se echa el mismo discurso para recordar a sus colegas "linotiplistas" idos. Luego posa para la foto con los sobrevivientes de la logia.
Cierran la jornada con almuerzo de compañeros. Hacen inventario de arrugas y regresan a casita a soñar con plomo derretido. Y a poner los fatigados pies en agua caliente con sal.
Ver al "Mago" con semejante vitalidad encima me provoca siempre envidia perversa. Debería cobrar por verlo actuar en esa película que es su vida. (www.oscardomingueziraldo.com).