Histórico

El derecho a la movilidad

27 de diciembre de 2010

Un concepto nuevo se abre paso entre los estudiosos del transporte urbano en el mundo. El "derecho a la movilidad básica", se refiere al derecho inherente que tenemos los ciudadanos de movilizarnos a lo largo y ancho de nuestras ciudades, en aras de satisfacer nuestras necesidades laborales, familiares y sociales al más bajo costo posible.

El verdadero debate consiste en definir de qué manera se entiende este derecho en cada ciudad. En el caso de Medellín, donde solo 12% de los viajes diarios se hacen en carro particular, es impensable que este derecho lo aceptemos simplemente como el darles la posibilidad a aquellos que se movilizan únicamente en automóvil, de llegar a cualquier lugar y en cualquier momento. Concentrarse en ampliar la red de vías para satisfacer esta demanda es insostenible en una ciudad como Medellín. Esto no solo implica grandes inversiones en infraestructura que muchas veces queda mal hecha, sino que también exhibe un desafortunado círculo vicioso que no soluciona los problemas de tráfico; todos lo hemos visto, tan pronto se pone en servicio una vía nueva, esta se ve rápidamente infestada de carros.

Un reciente estudio de la revista The Economist encontró que Medellín todavía está muy por debajo del promedio latinoamericano en número de automóviles per cápita. Esto implica que a medida que siga mejorando la situación económica de los habitantes del Valle de Aburrá, todavía más carros entrarán a hacer parte del parque automotor de nuestra ciudad, acercándonos al promedio latinoamericano. ¿Realmente queremos seguir encerrados en este patrón que solo beneficia a una minoría de los ciudadanos que nos movilizamos a diario?

La decisión de la Asamblea de Antioquia de aprobar el proyecto de túnel vehicular hacia el oriente indica que sí. El Gobernador y la Asamblea están embarcándose en una colosal obra de ingeniería que se ajusta a políticas de movilidad obsoletas. Con semejante túnel vehicular seguiremos priorizando a los conductores de carro por encima de sistemas colectivos, que son más ambientalmente sostenibles, y más baratos en costo por día. Necesitaríamos muchos años más para reversar la manera como entenderemos la movilidad luego de este túnel.

Sin embargo, el hecho de estar (todavía) muy por debajo del promedio latinoamericano en carros per cápita, también implica que estamos a tiempo de cambiar este patrón de 'vehicularización extrema'. Como en el caso del derecho a la educación, es el Estado mismo quien debe garantizar el derecho a la movilidad básica. Nuestros gobernantes no deben olvidar que en vez de diseñar alrededor del carro, necesitamos sistemas diseñados alrededor del ciudadano. Nos merecemos sistemas modernos de transporte público que beneficien colectivamente a la sociedad, y que provean incentivos para reducir los kilómetros recorridos por vehículo. Sin duda, esto llevaría a una mejora en nuestra calidad de vida, como también lo ha logrado el Metro.

Si la Asamblea y el Gobernador de Antioquia realmente quieren mejorar la movilidad de las futuras generaciones, y garantizar nuestro derecho a la movilidad básica, ese túnel debe ser férreo. Los estudios se hicieron, y es un proyecto viable; ese podría ser el regalo de 15 años para una de nuestras más queridas instituciones paisas: el Metro de Medellín.