Histórico

EL LENGUAJE CERVANTINO EN LOS TIEMPOS DE LA GLOBALIZACIÓN

07 de octubre de 2013

Coincidiendo con las festividades del día de la lengua española en las Naciones Unidas (12 de octubre) y con el tricentenario de la Real Academia Española (RAE), se me ocurre reflexionar sobre el lenguaje cervantino en los tiempos de la globalización.

Cervantes nos puso en el camino de las señales y de los signos, en la senda de la voz y el pensamiento, injertándonos un sentimiento de pertenencia desde la universalidad, que es lo que hoy nos une a todos los hispanoparlantes.

La lengua es nuestro hábitat, nuestra cultura común, nuestro espacio para sentirnos libres y hermanos, si nos la quitan dejaremos de soñar, de vivir, de comprendernos, porque al fin y al cabo, en nuestra forma de vida nada se entiende sin palabras.

Por consiguiente, la primera conclusión que podemos extraer de este ecuménico lenguaje cervantino es la de dejar de estar encerrados en el propio "yo", porque únicamente la apertura es lo que nos engrandece el alma, la expresión de los valores de esta cultura lingüística es la que nos emociona y nos pone en movimiento.

Es evidente que, en los ámbitos culturales de la lengua española, se nombran continuamente giros o locuciones cervantinas, lo que me lleva a una segunda conclusión, la de reconocer humildemente todo el patrimonio de bien que nos ha donado y hacer que dé fruto para el futuro.

Ahí está el Quijote, la gran obra de arte del lenguaje, todo un referente de estética en el que se conjuga el buen fondo y las nítidas formas. Naturalmente, el progreso lingüístico nos encamina hacia otras formas de vivir, superadas todas las consignas y dependencias. En su tiempo, Cervantes, ya lo advirtió: "la senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso". Como botón de muestra ahí está nuestro verdadero error actual, el afán materialista y del desvelo económico. Mientras existan los dos linajes bautizados por el lenguaje cervantino, que son el tener y el no tener, el horizonte de la esperanza se achica. Está claro que el ser humano precisa de una ilusión para avanzar en la instauración de un planeta más perfecto.

En los tiempos actuales de la globalización, la tercera conclusión que podemos sacar del lenguaje cervantino es que sigue vivo en todas las culturas, el caballero de la triste figura, siempre andante, Don Quijote de la Mancha, y su escudero Sancho, no han dejado de cabalgar por este mundo de vueltas y revueltas, de idas y venidas, inspirando no sólo a artistas y gentes de honduras, también están en el ánimo ciudadano.

El término "quijote" y sus variantes, no sólo son patrimonio de la lengua española, sino que han traspasado otras lenguas. Asimismo, la misma escena de la lucha contra los molinos de viento, por citar alguna, no sólo ha dado origen a la imagen del ser humano que se enfrenta al mundo para defender su ideal, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree, pues lo que hace es mostrarnos esa parte íntima que todos llevamos consigo.

La quijotada es levantarse de la miseria, luchar contra las estructuras opresoras que provienen del abuso de poder (o del tener), de las explotaciones de los débiles, de las injusticias. Son las vivencias ejemplarizantes de Cervantes las que nos hacen despertar.

Así, cuando Don Quijote dice: "paréceme Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas". Son los pueblos, con sus moradores, los que deben saber escoger, discernir y eliminar los falsos bienes, que traerán consigo una deshumanización, aceptando los valores sanos y benéficos que son los que han de poblarnos todos los caminos trazados en esta vida.

Resumiendo, son tres conclusiones (podrían ser muchas más) que se desprenden del lenguaje cervantino; la de salir del enfermizo y desenfrenado deseo de placer y egoísmo; el retorno a una estética del bien; y el secreto para huir de la exclusión tan propia de los tiempos presentes. Aquí está la sincera amistad entre caballero y escudero, la solidaridad en la defensa del pueblo más humilde, la dignificación del ser humano, la magia del fondo de la voz en un diálogo perdurable, que sobrepasa el tiempo y las edades.