El Mundial se inició al Pasito tun tun
La máquina del tiempo echó su marcha atrás en el Mundial de ciclismo, para devolvernos a los tiempos de la Colegiala de Rodolfo Aicardi del Tour de Francia, la que este domingo se cambió por el Pal Bailador de Joe Arroyo.
En la caminada diaria que se debe hacer por más de dos kilómetros por las faldas del cerro Cauberg, el sitio estrella del certamen de las bielas y los pedales, la sorpresa fue ayer, al despuntar la mañana, cuando apenas daba sus primeros rayos el sol holandés, por los altoparlantes cercanos al sitio de meta se escuchaba lo que para los oídos resultaba un emocionante regalo de recorderis de patria.
En medio de ese frío que corre penetrante por la chaquetilla de Colombia, se colaba algo del calor del Caribe con “el pasito tun tun” de un Joe Arroyo que no está tan lejano en el tiempo, pero sí cercano al corazón con todo ese aservo musical que dejó como legado que se ha convertido a la vez en leyenda y en marca de un país.
El personal encargado de revisar las vallas, de ajustar los últimos detalles de la señalización, apenas escucharon los primeros compases y vieron unas chaquetas tricolores y las palabras en castellano de quienes pasaban por allí, levantaron los pulgares en señal de aprobación, queriendo decir: “nos gusta”.
Para fortuna nuestra, cuando se presentó el receso del mediodía, volvió a sonar la salsita del Joe, para hacer más alegre la tarde que infortunadamente trajo el retiro de Sergio Luis Henao, quien no tuvo fuerzas para poner el Pasito tun tun con su equipo del Sky en la victoria del Omega en la contrarreloj por equipos.