Histórico

El punto débil de Obama

25 de octubre de 2008

Tal vez la pregunta más importante que se planteó en el último debate presidencial de Estados Unidos fue una que pasó casi inadvertida en los medios: si el candidato demócrata Barack Obama adoptaría políticas comerciales que cerrarían el mercado norteamericano a productos extranjeros, provocando una guerra comercial y una depresión mundial.

¿Fue una acusación justa por parte del candidato republicano McCain? ¿O fue el golpe bajo de un político desesperado que se ha quedado atrás en las encuestas, y está buscando desacreditar a su rival?

Obama respondió que "creo en el libre comercio", pero agregó que no todos los acuerdos de libre comercio son buenos. Dijo que se opone al acuerdo con Colombia por los asesinatos de sindicalistas en ese país, y que quiere revisar el Nafta porque objeta la falta de cláusulas laborales y ambientales adecuadas en ese acuerdo.

Pero, por otra parte, dijo que: "He apoyado el tratado de libre comercio con Perú, porque era un acuerdo bien estructurado".

Los partidarios de McCain dicen que Obama ha adoptado la agenda anti-libre comercio de los sindicatos estadounidenses, que quieren proteger a sus miembros contra la competencia extranjera. Los anuncios televisivos de Obama que afirman que las políticas propuestas por McCain "se llevan los empleos al extranjero" reflejan su verdadero pensamiento, dicen los republicanos.

Si Obama es un proteccionista encubierto, como alega McCain, eso implicaría enormes riesgos para la economía global. La lección es clara: adoptar medidas proteccionistas en medio de una recesión es jugar con fuego, según dicen los partidarios de McCain, y no pocos de los del propio Obama.

No creo que Obama sea un proteccionista. Las dos veces que lo entrevisté casi saltó de su silla cuando le pregunté si está en contra del libre comercio. Como Bill Clinton antes que él, Obama probablemente adoptaría una postura más pro-libre comercio una vez que haya asumido la Presidencia.

Lo que me preocupa es si Obama tendrá la voluntad política de ir en contra de la creciente tendencia proteccionista del país.

Es cierto que una victoria arrolladora de Obama le daría un mandato para persuadir al Congreso de apoyar tratados comerciales. Pero si Obama gana por un pequeño margen, con un Congreso más proteccionista y en medio de un creciente sentimiento aislacionista, la historia puede ser otra.

Debo confesar que me gustan casi todas las posturas de Obama, pero en ésta debería demostrar más dotes de estadista. Si el próximo Presidente no abraza la causa del libre comercio con entusiasmo, existirá el peligro de que Estados Unidos cierre sus fronteras a productos extranjeros, perjudicando aún más a la economía mundial, y a sí mismo.