El referendo de Correa
El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, sale hoy a la conquista de los últimos bastiones que le faltan para convertirse en dictador: la Justicia y los medios de comunicación. A través de un referendo hecho a la medida, los ecuatorianos decidirán si le entregan superpoderes para reformar el Consejo de la Judicatura y someter a censura previa los contenidos de la prensa, radio y tv.
Con las mayorías en el Congreso y el poder sobre buena parte de los organismos de control, el último bastión que le queda por "conquistar" al presidente de Ecuador, Rafael Correa, es el de la prensa libre. Hoy será un día decisivo para los más de 11 millones de ecuatorianos habilitados para acudir a las urnas y aprobar un referendo de 10 preguntas, en las que están en juego la autonomía de los jueces y la libertad de expresión.
La participación ciudadana, máxima expresión de una verdadera democracia, ha venido siendo utilizada en Ecuador desde 2006 con claros objetivos políticos y en nombre propio de Correa, que no ha ahorrado epítetos contra los medios de comunicación independientes ni dinero para comprar conciencias y adhesiones.
Lo que se pone en juego hoy en el vecino país no es la permanencia en el poder del Jefe de Estado, sino, precisamente, la acumulación de más poder del que tiene Correa y que lo convertiría en una especie de dictador disfrazado de demócrata. Cualquier parecido con sus homólogos de Venezuela, Argentina y Cuba, no es ninguna coincidencia. Hace parte del Socialismo del Siglo XXI.
Si bien la génesis de esta iniciativa gubernamental estuvo sustentada en los altos niveles de delincuencia y la poca efectividad de la justicia ecuatoriana, el Presidente Correa ha tomado los atajos jurídicos y su inmensa capacidad de presión para atacar la prensa libre, a la que ha calificado de "mafiosa, corrupta, vulgar, mediocre y golpista".
Desde 2009, cuando ya había logrado cambiar la Constitución y reelegirse como Presidente, Correa busca superpoderes al mejor estilo de Hugo Chávez en Venezuela, y una de las preguntas del referendo pretende cambiar el actual Consejo de la Judicatura, el órgano que gobierna el sistema judicial, y poder "meter la mano en la justicia", como él mismo lo advirtió durante toda la campaña de movilización de sus fuerzas políticas.
No sólo los organismos internacionales de libertad de expresión como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), sino los que protegen los derechos humanos, han llamado la atención sobre los riesgos para la democracia ecuatoriana en caso de ser aprobado el referendo, pues Correa tendría facultades extraordinarias para controlar la Justicia y la prensa, las dos únicas instancias que han permitido sostener, parcialmente, el sistema de pesos y contrapesos en el vecino país.
Para romper ese equilibrio, el mandatario ecuatoriano busca imponer restricciones a la libertad de prensa a través de un Consejo de Regulación, cuyo objetivo será ejercer la "censura previa" pues a él deberán reportarse con anterioridad los contenidos que se difundirán en televisión, radio y medios escritos. No menos grave es la prohibición a que dueños de medios de comunicación puedan participar en otros negocios, lo que Correa ha llamado "conflicto de intereses" y "enriquecimiento no justificado".
Con preguntas largas y complejas que inducen las respuestas que necesita Correa para conseguir su aprobación, la mayoría de ecuatorianos acudirá a las urnas para refrendar un apoyo al Presidente, que ha salido airoso de las últimas cinco votaciones realizadas desde 2006, actualmente con una popularidad del 65 por ciento, sin una oposición organizada, y todo el aparato estatal y presupuestario al servicio del Sí. Es decir, un No a la democracia.