El terremoto fue una gran aula
Las imágenes de las casas destruidas en la franja de Gaza, de las fogatas y los ojos con la mirada vacía de los civiles afectados por los bombardeos, le hicieron recordar a Gloria de Román, presidenta de la Cruz Roja de Armenia lo que vivieron en su ciudad después del terremoto del 25 de enero de 1999.
Pero la tristeza se diluye rápido y cuenta que se levantaron y aprendieron, pero advierte que todavía la gente no tiene conciencia de los riesgos.
Las estructuras públicas como hospitales, escuelas, cuerpos de socorro y edificios administrativos, se construyeron teniendo en cuenta las normas de sismorresistencia.
Lo mismo aplica para las casas y edificios que se levantaron después de la tragedia.
Las casas de bahareque de todas las poblaciones del Eje Cafetero que resistieron el sismo y sus 138 réplicas, hicieron que este material al igual que la guadua dejaran de ser mirados con desdén.
Sale lo mejor y lo peor
Para Gloria estas tragedias sacan lo mejor y lo peor de las personas. Ella recuerda como en cuestión de horas Armenia se llenó de organismos de socorro de todas las regiones del país que se volcaron a ayudar.
El presidente Andrés Pastrana llegó a la zona y ordenó al entonces director del ICBF, Juan Manuel Urrutia, que se quedara en Armenia el tiempo que fuera necesario.
No había agua, teléfonos ni luz. Las calles estaban llenas de escombros y las vías de acceso a todas las poblaciones estaban taponadas.
"Los paisas llegaron con todo organizado. Cuando menos pensamos los vimos que empezaron a despejar calles con buldozer y palas", cuenta Gloria.
Mirando con el retrovisor si la emergencia se presentara hoy los celulares cambiarían un poco la historia. En esa época el servicio no estaba tan extendido como ahora y la empresa Comcel entregó teléfonos a los organismos de socorro.
Además, se asignaron líneas para que los sobrevivientes hicieran llamadas gratuitas a cualquier parte del mundo para reportar a los familiares que estaban bien.
¿Internet? Era un lujo. Así que los radiaficionados se encargaron de hacer correr la noticia en todo el mundo.
No más papá Gobierno
La tragedia demostró que siempre habrá "vivos" que quieren sacar provecho del dolor de otros.
Por eso los organismos de socorro creen que debe controlarse el ingreso de personas a las zonas de desastre y que los censos de víctimas deben levantarse lo más pronto posible.
Así se evitará que lleguen personas de otras regiones para hacerse pasar por damnificados. Al Eje Cafetero comenzó a llegar gente del Valle, el Cauca y hasta de Bogotá, a reclamar casa.
Además, las labores de reconstrucción deben despojarse del manto de asistencialismo y enfocarse a la reactivación del tejido social.
"Mucha gente se quedó esperando a que le llevaran comida a los albergues y no quiso trabajar. Después se quejaron de que la reconstrucción la hizo personal de otras regiones", cuenta Luis Fernando Ramírez, quien fue concejal de Armenia en la época del terremoto.